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domingo, 21 de marzo de 2010

Algunas cuestiones acerca de El ciudadano

No es sencillo mirar hoy una película estrenada hace 66 años y valorarla en su justa medida, incluirla en un contexto que permita definir con cierta precisión sus aciertos y sus errores. Esto es lo que ocurre con El ciudadano (Citizen Kane, 1941, conocida en algunos países como Ciudadano Kane), ópera prima de Orson Welles. Estas líneas no pretenden aportar nada nuevo; se ha dicho y escrito tanto sobre la película que hoy resulta casi imposible hacerlo. Más aún para este humilde cronista, apenas un amante más del cine con algunas inquietudes. Este post, entonces, nace con un espíritu didáctico y persigue objetivos más modestos. Por un lado, aportar algunos elementos para ayudar a comprender por qué El ciudadano es una de las mejores y más influyentes realizaciones de la historia. Por otro, tratar de derribar algunos mitos que circulan alrededor del film y de la figura de su director. Algo así como Citizen Kane para principiantes, parafraseando a la exitosa colección de libros.



EL CIUDADANO (1941)
Título original: Citizen Kane. Fecha de estreno: en Estados Unidos, 1 de mayo; en Argentina, 27 de agosto. País: Estados Unidos. Duración: 119 minutos. Producción: Orson Welles y George Schaefer para RKO Radio Pictures. Dirección: Orson Welles. Guión: Orson Welles y Herman J. Mankiewicz. Fotografía: Gregg Toland. Montaje: Robert Wise. Música: Bernard Herrmann. Elenco: Orson Welles (Charles Foster Kane), Joseph Cotten (Jedediah Leland), Dorothy Comingore (Susan Alexander Kane), Ruth Warrick (Emily Monroe Norton Kane), Ray Collins (James W. Gettys), Everett Sloane (Mr. Bernstein).


martes 18 de septiembre de 2007

Welles tenía 25 años cuando firmó el contrato con la RKO que lo llevó a Hollywood. Venía de trascender (primero en Nueva York, después en todo Estados Unidos) por las adaptaciones que hizo de Shakerpeare con su Mercury Theatre y la célebre puesta radial de La guerra de los mundos, de H. G. Wells. El acuerdo, sin precedentes en la industria cinematográfica, le daba libertad absoluta para manejar la producción de su primera película. "Era uno de esos contratos que la gente de Hollywood mataría por tener. Y se lo entregaron a un actor de radio y productor de teatro de 25 años que llegó a Hollywood con barba y fumando pipa", contó alguna vez Peter Bogdanovich [1].

Hay que situarse a principios de la década del 40, una época en la que tenía plena vigencia el studio system, aquel irrepetible modelo en el que cinco grandes estudios, cual oligopolios, dominaban la producción cinematográfica y poseían el control completo del film, desde la idea original hasta la exhibición. Una de esas majors era la RKO, que alternaba éxitos rotundos (King King, 1933) con fracasos rutilantes.

Estrenada en Nueva York el 1 de mayo de 1941 después de varias postergaciones [2], El ciudadano no fue un fracaso pero tuvo una recepción más bien fría por parte del público. La crítica, en cambio, no se demoró demasiado en abrazarla y enviarla a la cima de la cinematografía. El gigantesco rótulo de mejor película de la historia no tardó en llegar [3]. En este sentido, como plantea José Pablo Feinmann, El ciudadano está sobrevalorada. Cualquier film lo estaría ante semejante calificativo. No existe tal cosa. Se puede lograr cierto consenso sobre un grupo de películas (veinte, treinta) y ubicarlas como las mejores. Y allí estará El ciudadano, sin dudas. Pero parece exagerado, desaforado colocarla como la más grande obra jamás filmada.

Suele decirse que la carrera de Welles fue de mayor a menor, que jamás logró igualar el nivel de su debut. Esto tampoco es del todo cierto. Hay que tener en cuenta que el realizador nunca pudo volver a trabajar en las mismas condiciones con las que contó para su primera película. En este sentido vale el ejemplo de su segundo film, Soberbia (The Magnificent Ambersons, 1942), mutilado por la RKO en el llamado final cut: sólo dejó 88 de los 131 minutos de metraje original y destruyó los 43 minutos restantes, lo que impidió una reconstrucción posterior. Es cierto que en los siguientes cuarenta años Welles se movió a contrapelo de la industria. Pero de todas maneras logró realizar algunas obras realmente notables, como La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1947), Sed de mal (Touch of Evil, 1958) y El proceso (Le Procès, 1962).



En gran medida por la influencia de la teoría del autor de Cahiers du Cinéma [4], El ciudadano fue considerada durante más de 30 años como una obra maestra surgida exclusivamente del genio de Welles, a quien atribuían todos y cada uno de los méritos de la película. Recién en 1971 algunas cosas comenzaron a ponerse en su lugar con The Citizen Kane Book – Raising Kane [5], de Pauline Kael, habitual crítica cinematográfica de The New Yorker. Homero Alsina Thevenet señaló que sin ese libro "la historia del cine no podrá ya escribirse".

En su estudio, Kael reconstruye minuciosamente el contexto, el clima y los antecedentes que permitieron que un grupo de personas, muy talentosas pero sin genialidades, dieran lo mejor de sí en la realización de una película. Pero se excedió en su exaltación de la figura el guionista Herman J. Mankiewicz y termina declarando a Welles "el más grande fracaso en la historia de Hollywood". Desniveló tanto la balanza y generó tal controversia que tiempo después Bogdanovich señaló que le habría convenido entrevistar al propio Welles antes de publicar el libro.

Robert L. Carringer retomó y profundizó la idea de Raising Kane con The Making of Citizen Kane (1985). Allí sostiene que, lejos de toda genialidad (término más cercano a las divinidades celestiales que al hombre de a pie), El ciudadano no sólo es "el mayor film de Hollywood sino asimismo (…) el ejemplo más logrado de colaboración. En un sentido muy real, ambas proposiciones son sinónimas".

Carringer relata con lujo de detalles cómo fue el proceso de elaboración de la película. Welles y Mankiewicz trabajaron en equipo para confeccionar el guión. También fueron fundamentales el director artístico, Perry Ferguson; el director de fotografía, Gregg Toland; y el editor, Robert Wise, entre otros integrantes del equipo, muchos de los cuales no figuran en los créditos oficiales. Alsina Thevenet escribió que "la forma más cómoda de sostener una 'teoría del autor' es ignorar este libro y no enterarse de cómo se hacían y se hacen las películas en Hollywood".




En cuanto a las cuestiones estrictamente cinematográficas, tal vez donde más haya innovado El ciudadano fue en el encuadre, definido como la suma de la posición donde se ubica la cámara, la inclinación y la óptica elegida, entre otros aspectos. Welles --junto a su equipo-- creó algunos de los más recordados del cine, convencido de que "la posición de la cámara debe ser la de mayor incomodidad". Eduardo Russo sostuvo en su Diccionario de Cine que "cada encuadre del Gran Orson es una declaración de principios, la firma al pie del cuadro, una tarjeta personal". Todo esto obligó a introducir techos en los decorados, contra la práctica habitual de aquellos años. La imagen 1 muestra un buen ejemplo: la cámara en contrapicado durante el encuentro de Charles Foster Kane (Welles) y Jedediah Leland (Joseph Cotten) después de las elecciones.

También es notable el trabajo con la profundidad de campo (la zona que abarca desde el objeto más lejano hasta el más cercano tomado por la cámara con igual nitidez, plenamente en foco). En esto tuvieron mucho que ver Toland y los encargados del decorado y la utilería. En la imagen 2 se puede ver como todo está en foco: los hombres que mantienen la charla cerca de la cámara y Kane, que acaba de ingresar por la puerta del fondo.

La profundidad de campo está íntimamente ligada a la composición del cuadro. Es magistral en este aspecto el uso del granangular [6], otra vez en gran medida gracias a Toland. La imagen 3 corresponde a un fotograma de la escena del intento de suicidio de Susan (Dorothy Comingore). Allí se juega con el detalle de un vaso con una cucharita, un frasco, el cuerpo de una mujer que parece agonizar y una puerta en el fondo que es golpeada furiosamente hasta que Kane logra entrar. Todo sin montajes ni movimientos de cámara. André Bazin deliraba con el uso clásico del granangular porque, a diferencia de sucesivos planos detalle (que también habrían servido para describir la escena), le otorgan al espectador la libertad de pasear sus ojos por la pantalla a gusto, de tomar sus propias decisiones y no subordinarse a la del director. Escribió, en un artículo publicado en 1948: "Mientras que el objeto de la cámara clásica enfoca sucesivamente diferentes lugares de la escena, la de Orson Welles abraza con igual nitidez todo el campo visual, convirtiéndolo inmediatamente en campo dramático. La planificación no elije ya por nosotros lo que hay que ver, confiriéndole, por tanto, una significación a priori, sino que el espíritu del espectador se ve obligado a discernir (…)".



Todo esto no es nuevo. La profundidad de campo, por ejemplo, se utilizaba desde la iniciática Llegada del tren a La Ciotat (L' arrivée d'un train à La Ciotat, 1895), de los hermanos Lumière. El gran mérito de Welles y compañía fue haber explotado sistemáticamente éste y otros recursos que hasta entonces se utilizaban con timidez. "Su estilo brillante, nervioso y efectista fue, en suma, una síntesis magistral de dos aportaciones en apariencia antagónicas: el montaje-choque de Eisenstein y el plano secuencia con profundidad de campo de Renoir y de Wyler", resumió Román Gubern en su Historia del cine.

Por último se puede destacar la estructura narrativa. La acción del film transcurre en 75 años, y para relatarla se recurrió a cinco grandes flash-backs que recorren de manera no lineal el ascenso al poder y la caída en desgracia del millonario. En un artículo publicado en la revista Sur de agosto de 1941 [7], Jorge Luís Borges destacó que la película "tiene por lo menos dos argumentos", lo que permite distintos niveles de lectura. Escribió: "El primero, de una imbecilidad casi banal, quiere sobornar el aplauso de los muy distraídos. Es formulable así: un vano millonario acumula estatuas, huertos, palacios, piletas de natación, diamantes, vehículos, bibliotecas, hombres y mujeres; a semejanza de un coleccionista anterior (cuyas observaciones es tradicional atribuir al Espíritu Santo) descubre que esas misceláneas y plétoras son vanidad de vanidades y todo vanidad; en el instante de la muerte, anhela un solo objeto del universo ¡un trineo debidamente pobre con el que en su niñez ha jugado! El segundo es muy superior. Une al recuerdo de Koheleth el de otro nihilista: Franz Kafka. El tema (a la vez metafísico y policial, a la vez psicológico y alegórico) es la investigación del alma secreta de un hombre, a través de las obras que ha construido, de las palabras que ha pronunciado, de los muchos destinos que ha roto".

La película comienza con la muerte de Kane en el palacio de Xanadú. En su agonía pronuncia una enigmática palabra: Rosebud. El film gira en torno a descubrir su significado. Pero la revisión del film prueba que en ese momento no había nadie en la habitación, ningún testigo que haya podido oír ese susurro final. Aparentemente, se había omitido una breve toma en la que una enfermera ingresa al cuarto. Maurice Zuberano, uno de los dibujantes que colaboró con las escenografías, le hizo notar el error a Welles en 1970. El gran Orson, quizás sorprendido, lo miró con cara de reproche: "¡Y ahora me lo decís…!". ■


[1] La frase fue extraída del documental The Battle over Citizen Kane, emitido originalmente en Estados Unidos por la PBS el 29 de enero de 1996 en el marco del programa American Experience. Está incluido en el segundo disco de una edición especial de El ciudadano que el sello AVH lanzó en Argentina el año pasado. En el primer DVD vienen la película con imagen y sonido remasterizados y unos cuantos extras: pistas de audio adicionales con comentarios de Peter Bogdanovich y Roger Ebert (sin subtítulos en castellano), el noticiero del estreno del film y gran cantidad de fotos e imágenes. Hasta no hace mucho esta edición se conseguía en Musimundo o Blockbuster a 24 pesos. Hoy debe costar algo más.
[2] William Randolph Hearst, el personaje real en el que está inspirado el film, se molestó con el contenido, en el que se veía reflejado. Sus medios de prensa en todo el país censuraron el nombre de Welles, que pasó a ser una figura maldita. Directivos de la RKO recibieron al fundador de la MGM, Louis B. Mayer, que como intermediario de Hearst intentó comprar la película para evitar su exhibición, algo que, se sabe, no logró. Esta situación molestó a muchos los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que le negaron sus votos a la cinta. De nueve nominaciones, sólo consiguió un Oscar por el guión.
[3] El ciudadano ha sido considerada por diversas encuestas a lo largo de los años como la mejor película de la historia del cine. Un caso: la revista mensual Sight & Sound, publicada por el British Film Institute (BFI), realiza cada diez años una consulta entre más de doscientos directores y críticos de todo el mundo. La primera, en 1952, fue encabezada por Ladrones de bicicletas (Ladri di biciclette, Vittorio De Sica, 1948). Las cinco restantes (1962-2002) mostraron a la ópera prima de Welles al tope de la lista.
[4] La teoría del autor o política de autor (del francés politique des auteurs) es una corriente crítica que surgió en la segunda mitad de los cincuenta en la revista francesa Cahiers du Cinéma. El primer impulso lo dio un artículo de Francois Truffaut. En esencia, plantea que un film debe ser considerado (al igual que un libro, una pintura o una escultura) como resultado exclusivo de una personalidad en particular, instalada en la figura del director. La teoría, que significó un valioso aporte para la discusión del cine, suele fallar cuando se la aplica a Hollywood. Incluso André Bazin advirtió sobre el riesgo de caer en un "culto a la personalidad".
[5] El libro fue editado por primera vez en castellano por Ediciones de la Flor en 1976, con traducción de Daniel Landes supervisada por Homero Alsina Thevenet. Conseguir hoy uno de aquellos ejemplares resulta casi imposible. En 2001 Norma distribuyó una nueva edición, traducida por Juan Manuel Pombo. En una reseña publicada en el suplemento Radar de Página/12 del 15 de julio de 2001, Daniel Link sostiene que esta segunda edición en castellano es muy inferior a la primera. La nota completa se puede leer acá: http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Libros/01-07/01-07-15/nota4.htm.
[6] Como granangular se denomina comúnmente a un grupo de lentes que permiten tomar un campo visual muy amplio y profundo, por lo que los objetos lejanos y cercanos entran simultáneamente en foco. Tienen una distancia focal inferior a la normal, que en las cámaras profesionales de cine de 35 milímetros es de 50 milímetros.
[7] El artículo, titulado Un film abrumador, se incluye en el libro Borges en Sur (1931-1980) (Emecé, 1999), que recoge, entre otras cosas, los comentarios cinematográficos del escritor. Es notable como Borges, profético, advierte en agosto de 1941 cómo trascenderá la película: "Me atrevo a sospechar, sin embargo, que Citizen Kane perdurará como 'perduran' ciertos films de Griffith o de Pudovkin, cuyo valor histórico nadie niega, pero que nadie se resigna a rever. Adolece de gigantismo, de pedantería, de tedio. No es inteligente, es genial: en el sentido más nocturno y más alemán de esa mala palabra".

Andrés Fevrier
Buenos Aires, noviembre de 1976. Periodista de profesión, cinéfilo por elección. Pasé por un par de redacciones y hace unos años recalé en el diario La Razón. No ostento títulos universitarios, sólo una tecnicatura de pomposa denominación.

Fuentes de este artículo
Alsina Thevenet, Homero: Historias de películas, El Cuenco del Plata (2006).
Bazin, André: ¿Qué es el cine?, Ediciones Rialp (2004).
Feinmann, José Pablo: El cine por asalto, Planeta (2006).
Gubern, Román: Historia del cine, Editorial Lumen (2006).
Russo, Eduardo A.: Diccionario de cine, Paidós (2003).

Fuente: http://cinematofilos.com.ar/2007/08/sobre-el-autor.html

Ciudadano Kane



Citizen Kane
Título Ciudadano Kane
El Ciudadano

Ficha técnica
Dirección Orson Welles
Producción Orson Welles
Richard Baer
George Schaefer
Guión Herman J. Mankiewicz
Orson Welles
Música Bernard Herrmann
Fotografía Gregg Toland
Reparto Orson Welles
Joseph Cotten
Everett Sloane
George Coulouris
Dorothy Commingore
Ray Collins
Datos y cifras
País(es) Estados Unidos
Año 1941
Género Drama
Duración 119 minutos
Ficha en IMDb
Citizen Kane (Ciudadano Kane en la mayoría de hispanoamérica y España[1] y El Ciudadano en Argentina) es una película dirigida, escrita, producida y protagonizada por el estadounidense Orson Welles, considerada como una de las obras maestras de la historia del cine.

La película ganó un Oscar al mejor guión original, y estuvo entre las candidatas en otras ocho categorías: película, director, actor principal (Orson Welles), dirección artística, fotografía, música, sonido y montaje. Paradójicamente, ese único oscar (que también sería el único conseguido por Welles en toda su carrera, a excepción del honorífico de 1970) fue otorgado en una categoría, el guión, de su autoría en conjunto con Mankievickz.

El filme marca un hito en la historia del cine. Técnicamente no inventó nada, pero sí usó todos los recursos existentes hasta ese entonces de manera magistral: uso de la profundidad de campo (seguramente influido por el realismo poético de franceses como Jean Renoir), fotografías en claroscuro y juegos de iluminación (herencia del expresionismo alemán de principios del siglo) escenografías techadas (nada común para la época) y notable uso de los movimientos de cámara y uso de grúas, como dollys y travellings. Pero también añadió algo absolutamente nuevo: la mirada personal del autor: el director como un narrador omnisciente que quiere contar la historia a su manera, valiéndose para ello de herramientas como el picado y el contrapicado. De esta forma, por ejemplo, es capaz de mostrar a Charles Foster Kane (inspirado en el magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst) como un hombre lleno de poder. También desarmó la cronología de la mayoría de las historias que eran proyectadas en la pantalla grande, empezando la narración desde el final.

Contenido
1 Curiosidades
2 Argumento
3 Premios
3.1 Premios Oscar



1. Curiosidades
En encuestas realizadas a críticos cinematográficos de todo el mundo, suele aparecer como mejor película de la historia.

Ocupa el primer lugar en las listas de 100 mejores películas de:

John Kobal (Alianza 1991)
La revista británica Sight & Sound (en encuestas sucesivas, a intervalos de una década, en los años: 1962, 1972, 1982 y 1992)
De Cahiers du cinéma
La publicación argentina El Amante, realizó por su parte un sondeo entre sus lectores en el año 1994, con el mismo resultado. Sin embargo, más allá de esta reputación de obra maestra, lo relevante es su contribución a la innovación del lenguaje cinematográfico (en forma de una larga lista de recursos visuales y narrativos), que en todo caso se considera innegable. Los presupuestos para las películas que dirigió Orson Welles nunca se destacaron por ser muy elevados, en comparación con las grandes super producciones de nuestros tiempos.

William Randolph Hearst quiso impedir la llegada de esta película al cine por todos los medios: Trató de quemar los negativos. Incluso el día del estreno metió a una menor de edad desnuda y fotógrafos en la habitación del hotel en el que se hospedaba Orson Welles. Por suerte la película pudo ser emitida y gracias a un informante secreto, Orson Welles no acudió a su habitación esa noche.

2. Argumento
El magnate de la prensa Charles Foster Kane (Orson Welles) fallece, acompañado solamente por sirvientes, en su gran mansión pronunciando una única palabra: "Rosebud". Con la intención de averiguar su significado un periodista comienza una investigación con las personas que vivieron y trabajaron con Kane. Las entrevistas se suceden y con cada persona afloran vivencias y recuerdos que ayudan a modelar la compleja imagen del fallecido millonario, pero, que no aportan datos sobre la misteriosa palabra. Sólo el espectador conocerá su origen y significado que engloba temas como el anhelo de las cosas perdidas y los valores realmente importantes.

3. Premios
3. 1 Premios Oscar Año Categoría Persona Resultado
1941 Mejor película Candidata
1941 Mejor director Orson Welles Candidato
1941 Mejor actor Orson Welles Candidato
1941 Mejor guión original Orson Welles
Herman J. Mankiewicz Ganadores
1941 Mejor banda sonora Bernard Herrmann Candidato
1941 Mejor fotografía - Blanco y negro Gregg Toland Candidato
1941 Mejor montaje Robert Wise Candidato
1941 Mejor dirección artística Perry Ferguson
A. Roland Fields
Van Nest Polglase
Darrell Silvera Candidatos
1941 Mejor sonido John Aalberg Candidato

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:CitizenKaneTrailer.jpg
http://es.wikipedia.org/wiki/Citizen_Kane

domingo, 14 de marzo de 2010

Hieronymus Bosch


Autorretrato
Nombre real Jeroen Anthoniszoon van Aken
Nacimiento 2 de octubre de 1450
Bolduque Países Bajos
Fallecimiento agosto de 1516
Bolduque Países Bajos
Nacionalidad Neerlandés
Movimiento Renacimiento
Obras destacadas El Jardín de las Delicias
Los siete pecados capitales
Influyó Pieter Brueghel el Viejo
Surrealismo
Jeroen Anthoniszoon van Aken /jə'rʊn ɑn'toniːzoːn vɑn 'aːkən/, llamado Hieronymus Bosch /je'ɾonimus bɔs/ o Jeroen Bosch /jə'rʊn bɔs[1] /,(Bolduque h. 1450 - † agosto de 1516) fue un pintor flamenco. Firmó algunas de sus obras con Bosch (pronunciado como Bos en neerlandés). En español es conocido como El Bosco o Jerónimo Bosch; en italiano es a veces llamado Bosco di Bolduc (de Bosch y Bois le Duc, traducción francesa de 's Hertogenbosch = Bosque Ducal, ciudad natal del Bosco).

Protagonista de sus cuadros es la humanidad, que incurre en el pecado y es condenada al Infierno; la única vía que parece sugerir el artista para redimirse se encuentra en las tablas con vidas de santos, a través de la imitación de sus vidas dedicadas a la meditación aunque estén rodeados por el mal, sea en las tablas con la Pasión de Cristo, a través de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar al género humano del pecado universal. En los últimos años de su actividad, el estilo del Bosco cambió y creó cuadros con un número inferior de figuras y de mayor tamaño que parecen sobresalir del cuadro y acercarse al observador. El Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y sólo firmó algunos. El rey Felipe II de España compró muchas de sus obras después de la muerte del pintor; como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee hoy en día varias de sus obras más famosas.

Contenido [ocultar]
1 Biografía
2 Estilo
3 Obras
4 Notas
5 Enlaces externos


Biografía
Nació probablemente alrededor de 1450, quizá el 2 de octubre en 's Hertogenbosch, una ciudad en el sur de lo que hoy son los Países Bajos, junto a Tilburg y por entonces en posesión del duque de Borgoña.

Su familia, los Van Aken, procedía de Aquisgrán y se dedicaban a la pintura. El apellido familiar arcaicamente se escribía "van Aeken" (de hecho, en neerlandés el apellido se escribe "van Aken" ó "van Aeken", con 'v' minúscula). Aeken es el nombre en dialecto centroalemán de la ciudad de Aquisgrán (llamada en alemán normativo Aachen), de modo que el antiguo apellido familiar indicaba de qué lugar eran oriundos los 'van Aken'. Su padre era Anthonis van Aken, su abuelo Jan van Aeken y su hermano mayor Goossen van Aken.


Cristo con la cruz a cuestasAl ser pintores, según el sistema medieval de estamentos, formaban parte del respectivo gremio. Esto es importante para entender por qué se hizo conocido como 'El Bosco' (en neerlandés:Den Bosch); a la muerte del padre, el hermano mayor fue el único con derecho para usar gremialmente el apellido van Aken (o cualquiera de sus variantes): así, Jeroen adoptó como nombre artístico el nombre abreviado de su ciudad natal, siendo asimismo latinizado su nombre, pasando a firmar como Hieronymus en lugar de Jeroen. Ya en 1463 se verifica que utiliza el "apellido" Den Bosch, aunque hacia 1480 es bastante conocido en su país como "Jeroen Die maelre" (en neerlandés: "Jerónimo el pintor". Influenciado por pintores de la escuela alemana (Martin Schongauer, Matthias Grünewald) y por Alberto Durero. Ese año, cerca de 4.000 casas de la ciudad fueron destruidas por un incendio catastrófico iniciado la noche del 13 de junio, y que un Bosco de doce años de edad podría haber visto.

Nada se sabe de la primera formación artística, pero puede suponerse que aprendió en el taller familiar dedicado a la pintura al fresco, a dorar esculturas de madera y a la producción de objetos sacrados, trabajando especialmente para la catedral de la ciudad.

En torno a 1480 se casó con Aleyt (o Aleid.[2] ) van der Mervenne, hija del rico burgués Goyarts van der Meervenne, que aportó como dote algunos terrenos situados en Oorschot y le facilitó el ascenso social hacia la alta burguesía urbana. Esto le permitió gran libertad para elegir los temas de sus obras.

En 1486 ingresó en la Vrouwe broederschap (cofradía religiosa de Nuestra Señora), corporación de gran prestigio e influencia, a la que ya pertenecía su esposa, posiblemente para protegerse de la inseguridad que se vivía en aquellos tiempos de inquisición. Esta cofradía era una asociación de laicos dedicados al culto a la Virgen y a obras de caridad, y también se involucraba en representaciones sagradas. Le sirvió para cultivarse artística y culturalmente. Vive en un ambiente de intensa devotio moderna. En 1488 presidió el banquete anual de la confraternidad. Entre el año 1488 y el 1489, se sabe, por documentos, que pintó las alas de un políptico esculpido para esta misma confraternidad. El Bosco parece enmarcarse en una corriente mística prerreformista, que arranca de la obra de Eckardt, continuada por Suso y Taulero, difundida en los Países Bajos por el predicador Gerardo Grote,[3] a quien se considera iniciador de la Devotio moderna.


Detalle del infierno de El Jardín de las deliciasEntre el año 1500 y el 1504, no hay documentos referentes al Bosco, es probable que es estos años el artista hiciera un viaje a Italia, permaneciendo en Venecia. De hecho en esta ciudad están presentes muchas obras suyas en colecciones privadas datadas de los primeros decenios del siglo XVI. Por otro lado, a partir de estos años, el estilo del Bosco cambia, hacia un estilo más renacentista con figuras monumentales situadas en espléndidos paisajes.

El 9 de agosto de 1516 se celebraron solemnes exequias por el pintor en la capilla de Nuestra Señora, perteneciente a la confraternidad, constando en los registros de la cofradía de Nuestra Señora de Bolduque en 1516: «Obitus fratrum Hieronimus Aquen alias Bosch, insignis pictor».[4]

La obra del Bosco influyó grandemente en la de Pieter Brueghel el Viejo, quien ejecutó varios cuadros de estilo similar, como por ejemplo el El Triunfo de la Muerte de 1562.

Estilo
El jardín de las Delicias.Pese a ser casi coetáneo de Jan Van Eyck, sus figuraciones y técnicas son notablemente diferentes. Técnicamente pintaba alla prima, es decir, con la primera pincelada de óleo, sin demasiados retoques ni pinceladas. Sin embargo, el análisis de cada una de sus obras demuestra que hacía un concienzudo y detallado proyecto antes de la ejecución; innova, asimismo, en la gama de colores, con tonalidades más contrastadas y atrevidas.

En cuanto a la figuración, El Bosco se destaca por representar a personajes santos como sujetos comunes y vulnerables (total diferencia en esto con Van Eyck, y en cambio mucha similitud con Matthias Grünewald). Es tan patética la vulnerabilidad de los personajes santos representados que les hace queridos por empatía. Prácticamente todos los personajes que representa tienen algo de caricatura.

Lo que quizás primero llama la atención de todo aquel que observa una obra de 'El Bosco' es su "surrealismo" -avant la lettre- sintetizado con el típico expresionismo teutónico.

En sus obras abunda el sarcasmo, lo grotesco y una imaginería onírica. Una de las explicaciones para esto es que 'El Bosco' aún se encuentra imbuido por la cosmovisión medieval repleta de la creencia en hechiceras, la alquimia, la magia, los bestiarios, los tesaurus, las hagiografías... Además, en el 1500 abundaron los rumores apocalípticos. Esto influye para que 'El Bosco' intente desde sus pinturas dar un mensaje moralista, si bien de un moralismo nada pacato sino, por el contrario, satírico; y si 'El Bosco', tiene mucho de medieval, por otra parte nos anticipa al humanismo de la Edad Moderna.

Tanto en las pinturas de asunto religioso como en las de tema profano introdujo todo un mundo de seres, ora normales, ora monstruosos, presentados en actitudes expresivas. La complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión cabal de sus obras. Su universo de desbocada imaginación, poblado de figurillas fantásticas que parecen surgidas de una pesadilla infernal (La Tentaciones de san Antonio, Tríptico del Juicio Final) anuncia el espíritu de Bruegel; incluso los temas religiosos (La coronación de espinas, Ecce Homo) están deformados por un cruel frenesí de gesticulaciones. Sin embargo, el Bosco es un minucioso observador de la realidad, con gran talento de dibujante, y su irrealismo se emparenta en último término con el espíritu sarcástico de los «fabliaux», ridiculizador de los vicios (Extracción de la piedra de la locura, El carro de heno, El jardín de las delicias). En El vendedor ambulante, seguramente uno de sus últimos trabajos, parece que quiso representar el tema del libre albedrío, así como el de la soledad del hombre.

Se conocen asimismo dibujos del Bosco, en los que se da la misma vivacidad de anotación que muestran sus pinturas y dejan traslucir aún más su agudo sentido de la observación de la naturaleza.

Su fantasía burlesca sedujo a muchos aficionados, sobre todo en España, donde fue objeto de gran aprecio; Felipe de Guevara y el padre Sigüenza escribieron los primeros comentarios críticos que se conocen sobre el Bosco, y Felipe II reunió un crecido número de obras de este pintor, lo cual explica la relativa abundancia actual de pinturas de este maestro en España.

Ha influido en pintores casi contemporáneos suyos, tales como Pieter Brueghel el Viejo, y Pieter Huys. En el siglo XX es notorio su influjo en expresionistas como James Ensor, o surrealistas como Max Ernst y Dalí.

Obras
Detalle de La tentación de San Antonio.El Carro de Heno (Madrid, Museo del Prado).
La Adoración de los Reyes (Nueva York, Museo Metropolitano de Arte).
Ecce Homo (Fráncfort del Meno, Städelsches Kunstinstitut)
Ecce Homo (El Bosco, Filadelfia), Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos. Colección John G. Johnson
El Jardín de Las Delicias (Madrid, Museo del Prado).
Tríptico del Juicio de Viena (Viena, Academia de Bellas Artes)
San Jerónimo en oración (Gante, Museum voor Schone Kunsten)
Crucifixión con donante (Bruselas, Museos reales de Bellas Artes de Bélgica)
La Coronación de espinas o Los Improperios (Londres, National Gallery)
Tríptico de la Adoración de los Reyes (Madrid, Museo del Prado).
Tríptico del Juicio de Brujas (Brujas, Groeningemuseum)
San Juan Bautista en meditación (Madrid, Fundación Lázaro Galdiano)
San Juan en Patmos (anverso) e Historias de la Pasión (anverso y reverso) (Berlín, Staatliche Museen zu Berlin, Preussischer Kulturbesitz, Gemäldegalerie)
Cuatro postigos con la Visión del Más Allá: El Paraíso terrenal; la Ascensión al Empíreo; la Caída de los Condenados y El Infierno (Venecia, Palacio Ducal)
Tríptico de los ermitaños o El retablo de los eremitas (Venecia, Palacio Ducal)
El vendedor ambulante (Rotterdam, Museo Boymans Van Beuningen)
La Nave de los locos (París, Museo del Louvre)
La muerte de un avaro (Washington D.C., Galería Nacional de Arte, col. Samuel H. Kress)
Extracción de la piedra de la locura (Madrid, Museo del Prado)
San Cristóbal (Rotterdam, Museum Boymans van Beuningen)
Tríptico de la Mártir crucificada (Venecia, Palacio Ducal)
Cristo con la cruz a cuestas (Madrid, Monasterio de San Lorenzo del Escorial)
Cristo con la Cruz a cuestas (El Bosco, Gante) (Museo de Bellas Artes de Gante, Bélgica)
La Adoración de los Reyes (Filadelfia, Philadelphia Museum of Art, col. John G. Johnson)
Cristo con la cruz a cuestas (Viena, Kunsthistorisches Museum)
Las Tentaciones de san Antonio (Madrid, Museo del Prado)
Los siete pecados capitales (Madrid, Museo del Prado)
Tríptico de las Tentaciones de san Antonio (Lisboa, Museu Nacional de Arte Antiga)
El Prestidigitador (Saint-Germain-en-Laye, Museo Municipal)
Tablas del Diluvio (Rotterdam, Museo Boymans van Beuningen)
La Coronación de espinas (Madrid, Monasterio de San Lorenzo del Escorial)

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El carro del heno
(De Hooiwagen)
El Bosco, 1500–1502? 1516?
Óleo sobre tabla - Renacentista
135 cm × 100 cm
Museo del Prado, Madrid, España
El carro de heno es una de las pinturas más famosas de la producción total del pintor holandés El Bosco. Está realizado en óleo sobre tabla. La tabla central mide 135 x 100 cm, y las tablas laterales 135 x 45 cm cada una.

Contenido
1 Historia
2 Análisis del cuadro
2.1 El vendedor ambulante
2.2 Tablas laterales
2.3 Tabla central
3 Temática
4 El tríptico completo
5 Referencias
6 Enlaces externos


Historia
Su fecha es discutida. La datación tradicional lo sitúa entre 1500 y 1502. Actualmente se habla de 1516 aproximadamente o después, gracias al análisis dendrocronológico, por lo que no cabe duda de que se trata de una obra del último periodo del artista, lo que motivaría también la intervención del taller del pintor[1] .

El rey Felipe II lo compró en 1570 a los herederos de Felipe de Guevara y fue trasladado, en el año 1574 al Monasterio de El Escorial. Se hizo una copia que quedó en dicho monasterio, trasladándose el original a la Casa de Campo primero y a la colección del Marqués de Salamanca después. Hubo una época en que estuvo desmembrado, recomponiéndose en el Museo del Prado[1] .

Con el comienzo de la Guerra civil española fue trasladado al Museo del Prado, para que su conservación fuera mejor, y es donde sigue estando en la actualidad.

Análisis del cuadro [editar]La obra es un tríptico, por lo tanto está formado por tres tablas. En esta obra las figuras alargadas con perfiles sinuosos son aún de matriz gótico internacional.

El vendedor ambulante
El tríptico del Carro de heno, cuando está cerrado, presenta el tema del vendedor ambulante, atribuido al Bosco y su taller. Representaría así El camino de la vida, con un peregrino, una especie de ermitaño estoico acechado por los peligros del viaje, y que se resiste a las tentaciones representadas por la pareja que baila (lujuria), idea propia de la Devotio moderna[1] .



Tablas laterales
Postigo de la izquierda: El Paraíso terrenal
Una vez abiertas la de la izquierda está dedicada a la creación, el pecado y a la expulsión de Eva y Adán del paraíso. Este ala izquierda muestra cuatro episodios distintos: en lo alto, la caída de los ángeles rebeldes, que mientras se precipitan cambian de forma y asumen el aspecto de sapos e insectos, tema ya tratado en el escrito Die Diersche Lucidarius, una reedición del siglo XIV del Elucidanum de Anselmo, donde se compara a los ángeles caídos con sapos. Más abajo está la creación de Eva a partir de una costilla de Adán. Aún más abajo y a la derecha está el Pecado original con la serpiente con cabeza de mujer y manos con garras. Finalmente, la expulsión del Paraíso terrestre está coronada por una planta con espinas y varios frutos, uno de ellos picoteado por un pájaro como símbolo de lujuria, mientras el cardo simboliza las tentaciones de los sentidos. Se representan así los cuatro episodios en orden inverso a como aparecen en la tabla derecha del tríptico del Juicio de Viena[1] , que sitúa la expulsión del Paraíso en último plano, no en el primero.

Postigo de la derecha: El Infierno
En el ala de la derecha presenta el infierno y el castigo de los pecados. El infierno se representa como una ciudad incandescente, con diablos dedicados a la construcción de una torre, quizá referencia a la bíblica torre de Babel. El padre José de Sigüenza (1599) interpretó que esta construcción de aposentos y cuartos nuevos era una referencia a que ya no cabían las almas en el infierno y que los que allí entran (pues no otro destino tienen las figuras del panel central) ya no caben[2] .

Se repiten aquí los incendios de estructuras, tan típicos de la obra del Bosco, pues pueden verse similares igniciones en el panel derecho del Juicio Final de Viena, así como en el lateral derecho de El jardín de las delicias. Son edificios incendiados en los que se ve que el fuego viene desde abajo, como inspirándose en las entonces modernas armas de pólvora o explosiones, con lo que los infiernos que pinta el Bosco acaban pareciendo lugares de confrontación militar[3] .

Tabla central
El panel central muestra una escena de un carro de heno, y a esto se debe precisamente el título del cuadro, además esta basado en un texto del profeta Isaías, que habla de como los placeres y las riquezas del mundo se parecen al heno de los campos que se secan pronto y aún más pronto se acaban. Lo simboliza como algo efímero, pero atractivo.

En lo alto del carro, mientras una pareja de campesinos se besa (la lujuria), observada por una lechuza (que simboliza la herejía o la ceguera humana)[1] ; tres personajes se dedican a la música, y un hombre observa la escena a cuya derecha un demonio azul con nariz de trompa y con cola de pavo real, símbolo de vanidad, participa de la melodía, mientras a la izquierda un ángel se vuelve hacia el Cristo en el cielo en posición de rezar. La lechuza y el demonio pueden entenderse como la lisonja y el engaño[1] . Guiando el cortejo que sigue al carro están el rey de Francia, el Papa y el Emperador; en el centro del cuadro se ve un homicidio; guiando el carro para conducirlo al infierno, representado en el ala de la derecha, están criaturas híbridas entre hombres y animales. El padre José de Sigüenza, a finales del siglo XVI, consideró que estas criaturas simbolizaban los diversos vicios:

«Este carro de heno, en que va esta gloria, le tiran siete bestias, fieras y monstruos espantables, donde se ven pintados hombres medio leones, otros medio perros, otros medio osos, medio peces, medio lobos, símbolos todos y figura de la sociedad; late la lujuria, avaricia, ambición, bestialidad, tiranía, sagacidad y brutalidad.»[2]

Temática
El Bosco en la obra pretende relatar cómo todas las clases sociales quieren conseguir su parte de heno del carro, es decir, su parte de placeres y riquezas. Se retrata cómo los más poderosos, como por ejemplo emperadores, reyes, y papas que encontramos en la izquierda del cuadro, no tienen problemas para alcanzar su «ración de placer», mientras que las clases menos pudientes de la sociedad no lo tienen tan sencillo, y tienen que pisotearse o matarse e incluso son atacados por demonios para poder alcanzar algunos de esos «placeres».

La escena puede estar basada en el proverbio flamenco que reza: «El mundo es un carro de heno, del cual cada uno toma lo que puede». Todo tipo de personas se agolpa junto al carro, y desde el Papa a los más plebeyos arrancan los puñados de paja. Es una aplastante sátira de un mundo que ha abandonado a Dios. La temática del cuadro se debe en gran parte a que El Bosco fue un pintor moralizante y crítico con la sociedad de su tiempo, y este cuadro es un fiel reflejo de su actitud al respecto. También en su más famoso tríptico, El jardín de las delicias, utilizó los mismos principios moralizantes que se vuelven a ver representados en este cuadro.

El carro de heno muestra el infierno de los vicios, denuncia el gusto por las riquezas terrestres tan efímeras, lo que anuncia las vanidades de los siglos siguientes.

El tríptico completo

El tríptico completo (abierto).
La expulsión del Paraíso; El carro del heno; El infierno.

Referencias
↑ a b c d e f Eileen Romano (dir.), «Bosco», Los grandes genios del arte, n.º 25, Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2
↑ a b José Pijoán, «Jerónimo Bosch» en Summa Artis, Antología V, Espasa, pág. 137, ISBN 84-670-1356-7
↑ Juan Antonio Ramírez, «El Bosco: futurible divino y paraíso invertido», en «Bosco», Los grandes genios del arte, n.º 25, Eileen Romano (dir.), Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2

Conde de Lautréamont



Nombre Isidore Lucien Ducasse
Nacimiento 4 de abril de 1846
Montevideo, Uruguay
Defunción 24 de noviembre de 1870
(24 años)
París, Francia
Seudónimo conde de Lautréamont
Ocupación poeta
Nacionalidad francés
Género Escritos oscuros llenos de crueldad, ironía, sarcasmo, obscenidad y locura.
Influyó aDesplegar
Surrealismo
Conde de Lautréamont (en francés, Comte de Lautréamont) (Montevideo, 4 de abril de 1846 – † París, 24 de noviembre de 1870) fue el seudónimo de Isidore Lucien Ducasse, poeta franco-uruguayo. Desconocido durante su corta vida, llevó a extremos inéditos el culto romántico al mal y es considerado precursor del surrealismo.

1 Vida
2 Los cantos de Maldoror
3 Fortuna
4 Lautréamont en España
5 Obra
6 Véase también
7 Enlaces externos


Vida
Hijo del diplomático francés François Ducasse, asignado al consulado general de Francia de Montevideo, Isidore Ducasse fue enviado como interno al Liceo imperial de Tarbes, y después a la ciudad de Pau. En aquella época, su tutor es un reconocido tarbesano, Jean Dazet. Se sabe que después de un viaje a Uruguay en 1867, volvió a París y se instaló en la calle de Notre-Dame-des-Victoires.

Debió de empezar estudios superiores, cuya naturaleza sin embargo resulta desconocida (a menudo se supone su concurso de ingreso en la École polytechnique). Publica los primeros cantos poéticos de su obra Los cantos de Maldoror en 1868 (la obra completa será impresa en Bélgica un año más tarde). Sin embargo, el editor Lacroix se negó a vender el libro porque temía ser acusado de blasfemia u obscenidad. En 1870 habita en la calle Vivienne y publica las Poesías, cuya publicidad aparecerá en la Revue populaire de París.

El 24 de noviembre, a la vez que se hunde el Segundo Imperio, muere en su domicilio del número 7 de la calle Faubourg-Montmartre en circunstancias todavía no aclaradas (hay quienes suponen que a causa de una sobredosis de drogas). En su partida de defunción está escrito: «Sans autres renseignements» («Sin más información»).

Los cantos de Maldoror Artículo principal: Los cantos de Maldoror

Imagen surrealista (e irracional) de lo Cantos de Maldoror, sección VI-1.En Los cantos de Maldoror ensalza el asesinato, el sadomasoquismo, la violencia, la blasfemia, la obscenidad, la putrefacción y la deshumanización. Los surrealistas lo rescataron del olvido e hicieron de él uno de los precursores de su movimiento.

El personaje central de Los cantos de Maldoror (en francés «Mal d'Aurore», «Mal de la aurora») es una figura que reniega ferozmente de Dios y del género humano. En un libro en el que resuenan «los cascabeles de la locura», la crueldad y la violencia, Maldoror encarna la rebelión adolescente y la victoria de lo imaginario sobre lo real: su odio hacia la realidad (eso que llama «El Gran Objeto Exterior») lo separa de sus congéneres, y por este motivo sufre. Aun así, su orgullo (diríamos miltoniano) es más poderoso.

Lo grotesco, el espanto y lo ridículo en Los cantos recuerdan a la obra de otro gran antecedente del surrealismo, El Bosco. No por casualidad fue Lautréamont motivo de inspiración para escritores como Alfred Jarry, Louis Aragon, André Breton o Benjamin Péret, y artistas plásticos como René Magritte, Salvador Dalí, Amedeo Modigliani, y Man Ray.

Su famosa comparación «bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas» configura uno de los rasgos más distintivos del irracionalismo surrealista: la conjunción de realidades inconexas, dislocadas o incluso contradictorias.

Fortuna
En el año 2004 (más de 130 años después de la muerte del poeta) la artista neoyorquina Shishaldin solicitó formalmente al gobierno de Francia (mediante una carta a su presidente Jacques Chirac) el permiso para casarse póstumamente con Lautréamont. En Francia, debido a una curiosa y antigua ley en desuso, el presidente tiene la autoridad de sancionar casamientos entre personas vivas y muertas; es decir, de modo póstumo.

El 22 de junio de 2003, el compositor uruguayo Leo Maslíah estrenó su ópera Maldoror, basada en el libro de Lautréamont, en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Lautréamont en España
Rubén Darío dedicó una breve semblanza a Lautréamont en su libro Los raros. Tras su descubrimiento por los surrealistas, los hermanos Gómez de la Serna publicaron una versión de Los cantos, con prólogo de Ramón y texto de Julio. La lectura del libro sirvió de inspiración directa para Pasión de la tierra, de Vicente Aleixandre.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Conde_de_Lautr%C3%A9amont

sábado, 6 de marzo de 2010

La ora del planeta


Fundación Vida Silvestre Argentina, 05/03/2010
¿Cómo puedes participar en la Hora del Planeta?
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El sábado 27 de marzo a las 20.30 hs., queremos que miles de millones de personas apaguen la luz por una hora, y JUNTOS demostremos cuanto nos importa el cambio climático. Hagamos que La Hora del Planeta 2010 sea la mayor campaña ambiental de la historia. Esta es una acción de TODOS, te necesitamos. No te quedes afuera, SÚMATE A LA HORA DEL PLANETA.

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Hazlo público: Una vez que votaste, es importante que le digas al mundo que tomaste partido por tu Planeta, y ayudes a inspirar a otros! Anotate en el mapa de Google, bájate un banner, un poster, una calcomanía, el pie de mail, difunde nuestra guía de bolsillo, etc. Lo importante es que otros se enteren y se sumen.

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Fuente: http://verde.latam.msn.com/especiales/horadelplaneta/articulo.aspx?cp-documentid=23578769

jueves, 11 de febrero de 2010

Las puertas del paraíso


Novela
"Las puertas del paraíso", de Yiyun Li
Una visión insólita de la vida en China, un país que reclama la atención de Occidente.

ParaSaber.com




Portada de "Las puertas del paraíso" - Foto: Lumen
Título: Las puertas del paraíso

Autor: Yiyun Li

Editorial: Lumen

Encuadernación: Tapa dura

Páginas: 416

Año de edición: 2010

Precio: 21.90 euros

Género: Novela

Reseña:

Una novela esencial, limpia en su ejecución, de lenguaje cristalino, donde cada personaje vive en un mundo que está más allá del tópico. Un anciano barre la acera gris, una mujer pega carteles rojos por la calle, una niña maltrecha corre en busca de carbón y un chiquillo huye de su casa para jugar con un perro y respirar el aire de la primavera que acaba de llegar...Parece una mañana cualquiera en la ciudad de china de Río Turbio, pero muy pronto todos sabrán que con la primavera ha llegado también el día de la ejecución pública de la joven Gu Shan, culpable por haber expresado sus dudas acerca la revolución maoísta. Ahora, después de diez años de cárcel, llega el momento de su ejecución pública, se preparan para el acontecimiento...

Fuente: http://www.parasaber.com/ocio/libros/ficcion/novela/imagen/portada-puertas-paraiso/41405/

martes, 9 de febrero de 2010

Desnudos artístikos




















Fuente: http://www.configuracionvisual.com/2008/09/15/20-desnudos-artisticos/