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martes, 4 de enero de 2011

CALLEJÓN SIN SALIDA (Cul-de-sac, 1966)














Por Sergio Vargas

Callejones sin salida
En 1966, Polanski decidió rescatar un guión que coescribió tres años antes en París junto con Gerard Brach, también coartífice del guión de Repulsión (Repulsion, 1965), la anterior película del director polaco. Dado el éxito que se obtuvo con ésta, la Compton Films (que antes de Repulsión solo hacía porno) no se lo pensó dos veces y decidió producir también este nuevo trabajo, que aunque originariamente llevaba por título When Katelbach Comes, fue modificado por el extraño y más conciso Cul de sac, que aquí se tituló Callejón sin salida, algo bastante coherente con la película, pues ese será el destino de cada uno de los personajes. Cada uno en su propio callejón sin salida, de hecho, el que les está predestinado desde el principio.

El film se rodó enteramente en Northumberland (Inglaterra), concretamente en las inmediaciones de una enorme playa donde se ubicaba un gran castillo solitario. El papel principal iba a ser interpretado por el propio Polanski, pero tras la rotunda oposición del productor Michael Klinger (con el que Polanski tendría sus más y sus menos, estando incluso a punto de abandonar el proyecto), éste acabó en manos del excéntrico Donald Pleasance, que el primer día de rodaje apareció con la cabeza totalmente rapada. Françoise Dorléac, la hermana de Catherine Deneuve (la protagonista de Repulsión) fue su compañera de reparto.

Pleasance y Dorléac son respectivamente George y Teresa, un peculiar matrimonio que vive en una enorme mansión situada en una enorme playa desértica. Hace menos de un año que están casados y su vida transcurre de la forma más apacible: Teresa se acuesta con el hijo de los vecinos más próximos, y George lleva sus cuernos con dignidad, hasta que un día irrumpe en la casa Dickie, con una ametralladora bajo el brazo y su compañero Albie herido esperándole en un viejo coche al que pronto alcanzará la marea.

Los personajes están trabajados de una forma excepcional, pero más que en la interpretación, sobre todo en la construcción de los mismos, quedando descritos con pocos detalles de forma que los podemos conocer perfectamente e incluso saber como van a actuar frente a las absurdas situaciones que va proponiendo la película. George es "el eterno marido" sometido a la voluntad de su esposa, desviviéndose continuamente por ella, sin ningún atisbo de independencia, débil de carácter y fácilmente intimidable. Su esposa es infiel por naturaleza, esto ya se ve desde el principio del film a través de los ojos de Dickie, y también caprichosa y temperamental. Es interesante hacer notar la total contraposición entre los papeles femeninos de Catherine Deneuve en Repulsion, con su miedo a los hombres y el de Françoise Dorléac en Cul de sac, a la que los hombres le meten de todo menos miedo.

Cuando llega Dickie, comienzan a surgir las tensiones en el matrimonio, pues el carácter dominante del criminal hace que Teresa, que hasta entonces ha estado encantada con la pasividad de su esposo, comience a recriminarle que no haga nada por echar al intruso. Por otra parte, ¿cómo podría Dickie tomarse en serio a un hombre que aparece para preguntarle que hace en su casa con un camisón de su esposa por todo atuendo? La mayor parte de la película se desarrolla de una forma casi teatral, únicamente con este extraño triángulo de personajes, o dos de ellos, por ejemplo las discusiones del matrimonio mientras Dickie habla por teléfono o en el dormitorio, o cuando Teresa y Dickie se ponen a beber vodka mientras George duerme. Polanski ya había dado muestras de manejarse bien en largas situaciones con pocos personajes, en su primera película, Un cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962), que transcurría casi por completo en un barco con tres únicos peronajes, y muchos años más tarde volvería a hacer algo parecido en ese sentido con La muerte y la doncella (Death and the Maiden, 1995). Pero en Cul de Sac también aparecen otros personajes, y es aquí donde aparecen grandes dosis de humor, simplemente con las propias descripciones de éstos, exagerados de tal forma que solo por estar ahí ya provocan cierta gracia. Esto ocurre concretamente cuado llega una visita (más bien una comitiva) inesperada, y Dickie se hace pasar por el jardinero, aunque acaba ejerciendo de mayordomo. Entre los peculiares visitantes se contaba Jacqueline Bisset, que en su primer papel, permanecía prácticamente muda con unas permanentes gafas de sol, como si de un maniquí se tratase, o el matrimonio formado por Philip (Robert Dorning) y Marion (Marie Kean), a cual más insoportable, cada uno a su manera, aunque quizás no tanto como su hijo pequeño, del que Teresa y Dickie se encargan de aleccionar. Por si con esto fuera poco, se añade un galán que se las verá a solas con Teresa, mientras ronda por allí además Christoper, el amante de ésta, también como Pedro por su casa. Así pues, no es de extrañar que al final de todo George explote como lo hace, después de tanto tiempo reprimido y habiendo recibido en tan poco tiempo tanto la perniciosa influencia de Dickie, como la desagradable (y me quedo corto) visita.

Y si desde el punto de vista del guión, la película es excelente, no lo es menos si nos fijamos en el Polanski que se encuentra detrás de la cámara. Para mi gusto muy poca gente hoy en día rueda planos del modo que el lo hace, que consigue que me queden grabados para siempre en mi normalmente bastante volátil memoria. Algunos ejemplos: el primer plano de la película, cuando aparecen los títulos de crédito, con el coche de los criminales a cinco por hora, acercándose inexorablemente a nosotros haciendo eses, aunque nosotros aún no sepamos por qué ocurre esto; luego comprobaremos que Dickie va empujando el coche y Albie está en el interior desangrándose. Otro ejemplo es aquél en el que George está cavando la tumba de Albie, mientras Teresa y Dickie están sentados en una silla y en el suelo, con el cadáver envuelto en una sábana al pie de la sepultura. Y por último, pues aunque podría citar muchos más en esta misma película, estos tres me parecen los más impresionantes, el excelente plano final, con George arrodillado sobre el peñon, llorando y gritando el nombre de Agnes, su exesposa.

Aunque por supuesto el plano que más llama la atención de esta película al margen de la cuestión de la belleza del mismo, no es ninguno de estos, sino el plano secuencia de más de siete minutos en la playa. Comienza con Dickie y George hablando tumbados con Teresa a sus espaldas, y después ésta se levanta y se mete a nadar en el agua mientras la cámara la sigue, después la cámara vuelve con los dos hombres, que se han levantado y, a duras penas, Dickie se contiene para no decirle a George los cuernos que tiene. Entonces pasa un avión, y Dickie le hace señales pensando que es Katelbach, su jefe que le viene a recoger (pero al final éste nunca llegará), finalmente George le convence de que no es así, vuelven sobre sus pasos, y por último, Teresa sale del agua, se envuelve en una toalla, y sale corriendo en dirección a la casa seguida por ellos dos. Aunque el plano salió aparentemente bien a la primera toma, y Françoise Dorléac salió prácticamente azul del agua, pues hay que tener en cuenta que estuvo nadando cinco minutos, con unas condiciones climatólogicas nada favorables (que hacía un frío del carajo, vaya), Polanski decidió que había que hacer otra toma. Tras terminar la segunda toma, también perfecta, y con la Dorléac que había mutado del azul al morado, el "petit cabrón" de Polanski dijo que una más. Cuando la joven actriz salió del agua tras la tercera toma, se cayó al suelo, comenzó a menstruar, e incluso llegaron a pensar que le había dado un leve infarto aunque finalmente la cosa no pasó a mayores.

Estas "pequeñas" meticulosidades de Polanski, también las sufrió el bueno de Stander, que por decir que era capaz de beberse una pinta de leche de un trago, tuvo que hacerlo… ¡Dieciséis veces!. En otra escena se tomaba un huevo crudo, pero realmente llegó a tomarse veintidós.

También contribuye a fijar esta película de un modo especial en mi memoria la música de la misma, un jazz bastante atípico del compositor polaco Krystoff Komeda, que trabajó con Polanski en el sonido de casi todos sus films, hasta que murió en un accidente de ski a los treinta y siete años.

No puedo decir que esta sea mi película favorita de Polanski, entre otras cosas porque casi todas ellas me parecen magníficas, no en vano el polaco es uno de mis directores favoritos, pero sí creo que es una excelente muestra y bastante representativa de su primera época, donde con tan sólo tres películas en su haber, ya se perfilaba como uno de los más grandes dentro de la historia del cine.

Fuentes:
1) http://www.miradas.net
2) Google imàgenes