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viernes, 30 de abril de 2010

No Basta - Franco Devita





LETRA ' NO BASTA '

Franco de Vita


No basta traerlos al mundo
porque es obligatorio
porque son la base del matrimonio
o porque te equivocaste en la cuenta.
No basta con llevarlos
a la escuela a que aprendan
porque la vida cada vez es más dura
ser lo que tu padre no pudo ser.
No basta que de afecto
tú le has dado bien poco
todo por culpa del maldito trabajo
y del tiempo.
No basta porque cuando quiso
hablar de un problema
tú le dijiste niño: "será mañana
es muy tarde, estoy cansado".
No basta comprarle todo
lo que quiso comprarse
el auto nuevo antes de graduarse
que viviera lo que tú no has vivido.
No basta con creerse
un padre excelente
porque eso te dice la gente
a tus hijos nunca les falta nada.
No basta porque cuando quiso
hablarte de sexo
se te subieron los colores al rostro
y te fuiste.
No basta porque de haber
tenido un problema
lo habia resuelto comprando en la esquina
lo que había, lo que había.
No basta con comprarle curiosos objetos
no basta cuando lo que necesita es afecto
aprender a dar valor a las cosas
por que tú no le serás eterno.
No basta castigarlo por haber llegado tarde
si no has caido ya tu chico es un hombre
ahoras más alto y más fuerte que tú
que tú...

TE AMO - FRANCO DE VITA




LETRA ' TE AMO '
Franco De Vita

Si nos hubieran visto,
estabamos ahi sentados
frente a frente.
No podia faltarnos la luna,
y hablabamos de todo un poco,
y todo nos causaba risa
como dos tontos.
Y yo que no veia la hora
de tenerte en mis brazos
y poderte decir...
Te amo
desde el primer momento en que te vi
y hace tiempo te buscaba
y ya te imaginaba asi.
te amo
aunque no es tan facil de decir,
y defino lo que siento
con estas palabras
te amo
uuuuuuuuuuh
Y de pronto nos rodeo el silencio,
y nos miramos fijamente
uno al otro.
Tus manos entre las mias
talvez nos volveremos a ver
mañana no se si podre
que estas jugando
Me muero si no te vuelvo a ver
y tenerte en mis brazos
y poderte decir...
Te amo
desde el primer momento en que te vi
y hace tiempo te buscaba
y ya te imaginaba asi.
te amo
aunque no es tan facil de decir,
y defino lo que siento
con estas palabras
Te amoohhhhh
Coro
te amo

RICARDO MONTANER DEJAME LLORAR ( PARA EL AMOR DE MI VIDA)



LETRA ' DÉJAME LLORAR '

Ricardo Montaner


Cuánto vacío hay en esta habitación
tanta pasión colgada en la pared
cuánta dulzura diluyéndose en el tiempo
tantos otoños contigo y sin ti
Millones de hojas
cayendo en tu cuerpo
otoños de llanto
goteando en tu piel
iluminada y eterna
enfurecida y tranquila
sobre una alfombra de hierba
ibas volando dormida.
Un imposible silencio
enmudeciendo mi vida
con una lágrima tuya
y una lágrima mía.
Iluminada y eterna...
Con una estrella fugaz
te confundí la otra noche
y te pedí tres deseos
mientras duraba tu luz
déjame llorar.
Cuántas caricias perdidas en mi diván
cuánto reclamo a dios mismo que ya no estás
hago canciones de amor en tu memoria
y en todas vuelvo como siempre a la misma historia.
Millones de hojas...

jueves, 29 de abril de 2010

Mujer de siete pozos

Polémica y ardiente, la autora de “Tú me quieres blanca” fue capaz de crear un lenguaje nuevo que la consagró como una de las grandes poetisas del siglo XX. Ahora, “Alfonsina Storni: una biografía esencial” ilumina una vida que naufraga entre la pasión y el misterio.



Alfonsina no necesita apellido. Una biografía profunda.
Notas RelacionadasPoema Link domingo, 25 de abril de 2010

Digamos que sos joven, pobre, y feminista prematura. Que pudiste haber crecido en Suiza pero que tu familia te crió en San Juan (ahí, dijiste, por primera vez te sentiste “animalito”). Que tu leyenda cuenta que, como Arlt, de niñita entraste a la literatura por asalto, robándote un manual de un almacén.

O sea: que calaste en un país machista y testarudo donde te las ingeniaste para convertirte, ya en los años ‘20, en poeta notable. Aunque dabas ‘inmoral’, para una sociedad burguesa que quiso domesticarte en clave romanticona, le soltaste versos tipo “soy como la loba... me fui a la montaña fatigada de llano”.

Alfonsina. Como todas las kamikazes de estas latitudes (Salvadora, Alejandra, Marosa), no necesitó apellido. Emprendió -dicen las biografías- la ardua tarea de subsistir y perpetuarse, para ir mucho más allá de su generación. Provocativa, emocional, hizo una poética de la desvergüenza, no sólo desde la vitalidad de sus versos sino también desde esa tribuna que entonces sólo se reservaba a los hombres: el periodismo.

Digamos que las páginas de América la vinculan con otras voces fundamentales -Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini, Gabriela Mistral, hasta llegar a Sor Juana- un hilo dorado cuyos nudos Josefina Delgado ata y desata en la excelente “Alfonsina Storni: una biografía esencial”.

Ella, una de las más profundas estudiosas de la vida y la obra de Alfonsina- reúne documentación, flashback de archivo y testimonios engarzados en una narración estimulante para el lector que busca más que la fascinación por la suicida.

De modo que no hay peligros de sucumbir sólo ante el encanto del cadáver flotante en las olas. Pero sí ante la metáfora del zapato abandonado sobre la escollera del Club Argentino de Mujeres (desde donde se arrojó) que fue rescatada por Perlongher y María Moreno para continuarse en la revista que lleva su nombre.

Tú me quieres ebria

“Mundo de siete pozos”, digamos, es uno de sus libros más audaces. Así lo desliza Josefina Delgado al enumerar sus “mariposas ebrias, blancos lobeznos en lugar de dientes”. Pero es en “Ocre” donde logra desmalezar el verbo de la confesión y se asoma ‘peligrosamente’ a la vanguardia.

Delgado explica en detalle: “Dentro del círculo que contiene la ansiedad erótica, las torturas, la rebeldía, los impulsos de pánica inmersión en el mundo vivo, Alfonsina Storni llega a Ocre, donde la circunstancia queda localizada por la asfixia de la ciudad, como rechazo. (...) Esa imagen es una vibrante y dura perplejidad, algo contradictoria, plural, dionisíaca y ambigua, siempre agresiva de los que se le impone como orden, sistema, respecto de las normas consagradas: ‘Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo/que yo misma me creo para farsa y estorbo’”.

Como sea, la condición de poeta salva. Digamos que “lo peor que te puede pasar es tener forzosamente que imitarte”.

Eso, claro, implica balancearse en la cornisa: por algo la Alfonsina reconocida en América nunca recibió respuesta de la crítica por la aparición de “Mascarilla y trébol”, el libro que abismó poco antes de su muerte.

Las lenguas, claro, prefirieron hablar de su supuesta homosexualidad que la ligaría a Salvadora Onrubia de Botana o de su ‘cara de india’ o de su maníaca depresión.

Más cerca está la extraña cenicienta que dejó colgando su zapato, en el mismo año que Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga (suicidas de fines de los treinta), ternaron el panorama más extremo de la literatura argentina de las primeras décadas del XX. Mariana Guzzante - mguzzante@losandes.com.ar
Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2010/4/25/estilo-486028.asp

miércoles, 28 de abril de 2010

Sumo - Regtest



Sumo - Luca Prodan
regtest
REGTEST


Play I some music
I hope I don't come on too strong
You can't refuse it
But you know you might be wrong

You could call it reggae
You couldn't call i t rock and roll
Come on , get ready
'cos there's a big ball going to roll

You'd better get up brother, up brother,
Up brother yeah!
Don't you go too far!
'cos then you'll come down brother,
Down brother, down brother, down yeah!
Like a shooting star.

I had a dream oh yeah, in 1973
I dream a spaceship, come down to deliver me
Well it was big and white
And it had come a long long way
A black star liner?
You know, I could not say

But it took me up brother, up brother
up brother, up brother, yeah
You know, it took me far!
Then it brought me down brother, down brother
Down brother, down brother, down yeah!
Like a shooting star.

Play I some music
I hope I don't come on too strong
You can't refuse it
But you know you might be wrong

You could call it reggae
You couldn't call i t rock and roll
Come on , get ready
'cos there's a big ball going to roll

You'd better get up brother, up brother,
Up brother yeah!
Don't you go too far!
'cos then you'll come down brother,
Down brother, down brother, down yeah!
Like a shooting star.
__________________________

Traduksión:

Toca un poco de música
Espero que no suene muy fuerte
no podes rechazarlo
Pero sabes que podes estar equivocado

podías llamarlo reggae
no podías llamarlo rock-and-roll
vamos, preparate
porque una gran bola va a rodar

Es mejor que subas hermano, hasta arriba,
Hasta arriba hermano sí!
¿no vas demasiado lejano!
porque entonces bajas hermano,
¡bajas hermano, bajas hermano, abajo yeah!
De la misma manera que una estrella fugaz.

Tenía un sueño sí, en 1973
Soñe una nave espacial, bajo para entregarme
era bien grande y blanca
Y había venido de lejos, lejos
¿Un negro transbordador estelar?
lo sabes, no podía decir.

Es mejor que subas hermano, hasta arriba,
Hasta arriba hermano sí!
¿no vas demasiado lejano!
porque entonces bajas hermano,
¡bajas hermano, bajas hermano, abajo yeah!
De la misma manera que una estrella fugaz.

Toca un poco de música
Espero que no suene muy fuerte
no podes rechazarlo
Pero sabes que podes estar equivocado

podías llamarlo reggae
no podías llamarlo rock-and-roll
vamos, preparate
porque una gran bola va a rodar

Es mejor que subas hermano, hasta arriba,
Hasta arriba hermano sí!
¿no vas demasiado lejano!
porque entonces bajas hermano,
¡bajas hermano, bajas hermano, abajo yeah!
De la misma manera que una estrella fugaz.

Sumo - La rubia tarada (fotomontaje)





Sumo

Letra de la canción
La rubia tarada
Intérprete: Sumo



Caras conchetas, miradas berretas
y hombres encajados en Fiorucci.
Oigo "dame" y "quiero" y "no te metas"
"Te gustó el nuevo Bertolucci?".

La rubia tarada, bronceada, aburrida,
me dice "Por qué te pelaste?"
Y yo "Por el asco que dá tu sociedad.
Por el pelo de hoy ¿cuánto gastaste?"

Un pseudo punkito, con el acento finito
quiere hacer el chico malo.
Tuerce la boca, se arregla el pelito,
se toma un trago y vuelve a Belgrano.

Basta! Me voy, rumbo a la puerta
y después al boliche a la esquina
a tomar una ginebra con gente despierta.
Esta si que es Argentina!

Dedikado a todos/as mis alumnos/as, ke siempre me piden ke la kante...

Invisible - Los libros de la buena memoria



Invisible




Letra de la canción
Los libros de la buena memoria
Intérprete: Invisible
Autor: Luis Alberto Spinetta



El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiare
Que eras el vestigio del futuro.

Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oiste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré
Yo te hare llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a truinfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no se si el mar descansará...

Habra crecido un tallo en el nogal
La luz habra tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor.

Licor no vuelvas ya
Deja de reir
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia


Kuantas noches, nos kedamos kon Alejandro, Pato, Emilio, eskuchando estas kansiones, kompartiendo nuestras soledades y tristezas.
Según diría el personaje de Stephen King, éramos un katet, un solo puño, golpeando sovre el alma del mundo. Pidiendo amar, pidiendo livertad, y paz.

El Anillo del Capitan Beto - Invisible





Invisible



Letra de la canción
El anillo del Capitán Beto
Intérprete: Invisible
Autor: Luis Alberto Spinetta



Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
con su nave de fibra hecha en Haedo.
Ayer colectivero,
hoy amo entre los amos del aire.

Ya lleva quince años en su periplo;
su equipo es tan precario como su destino.
Sin embargo un anillo extraño
ahuyenta sus peligros en el cosmos.

Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
la foto de Carlitos sobre el comando
y un banderín de River Plate
y la triste estampita de un santo.

¿Dónde está el lugar al que todos llaman cielo?
Si nadie viene hasta aquí
a cebarme unos amargos como en mi viejo umbral
¿Por qué habré venido hasta aquí, si no puedo más de soledad?
Ya no puedo más de soledad.

Su anillo lo inmuniza contra el peligro,
pero no lo proteje de la tristeza.
Surcando la galaxia del Hombre,
ahí va el Capitán Beto, el errante.

¿Dónde habrá una ciudad en la que alguien silbe un tango?
¿Dónde están, dónde están
los camiones de basura, mi vieja y el café?
Si esto sigue así como así, ni una triste sombra quedará,
ni una triste sombra quedará.

Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
regando los malvones de su cabina.
Sín brújula y sin radio,
jamás podrá volver a la Tierra.

Tardaron muchos años hasta encontrarlo.
El anillo de beto llevaba inscripto un signo del alma.

05. Spinetta Jade - Alma de Diamante





Spinetta Jade


Letra de la canción
Alma de diamante
Intérprete: Spinetta Jade
Autor: Luis Alberto Spinetta



Ven a mí
con tu dulce luz
alma de diamante
y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante
cielo o piel
silencio o verdad
sos alma de diamante
por eso ven así con la humanidad
alma de diamante
Aunque tu corazón recircule
siga de paso o venga
pretenda volar con las manos
sueñe despierto o duerma...
...o beba el elixir
de la eternidad
sos alma de diamante, alma de diamante
bien aquí o en el más allá
sos alma de diamante
y aunque este mismo sol se nuble después
sos alma de diamante
alma de diamante

04 Luis Alberto Spinetta - Barro, tal vez





Luis Alberto Spinetta


Letra de la canción
Barro tal vez
Intérprete: Luis Alberto Spinetta



Si no canto lo que siento
me voy a morir por dentro
he de gritarle a los vientos hasta reventar
aunque sólo quede tiempo en mi lugar
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo
canción barro tal vez....
y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar
ya me apuran los momentos
ya mi sien es un lamento
mi cerebro escupe ya el final del historial
del comienzo que tal vez reemprenderá
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez...
y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar

Serú Girán - San Francisco y el lobo






Seru Giran


Letra de la canción
San Francisco y el lobo
Intérprete: Seru Giran



Buenas noches, el lobo comenzó a hablar
estoy aqui por última vez.
En el bosque mis días solía pasar
salvaje y cruel
seguro en mi soledad
tu voz me hizo ver
tu luz me alejó del mal
los niños sonreían al mirarme
y el amor me hacía llorar.
Pero un día el hombre
mal me empezó a tratar
abrieron heridas que no cerrarán jamás.
Padre, volveré a ser feroz?
Mi garra será mortal
volveré a dar temor?
y el miedo será mi hogar
el bosque escuchar
aullidos de tempestad
volveré a ser feroz?
un rayo en la oscuridad.

Serú Girán - Eiti Leda






Seru Giran


Letra de la canción
Eiti Leda
Intérprete: Seru Giran



Quiero verte la cara
brillando como una esclava negra
sonriendo con ganas, nena.

Lejos, lejos de casa
no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana.
Y que me de la inyección a tiempo,
antes que se me pudra el corazón.
Ni calienten estos huesos fríos, nena.

Quiero verte desnuda
el día que desfilen los cuervos
que han sido salvados, nena.

Sobre alguna autopista,
que tenga infinitos carteles
que no digan nada.

Y realmente quiero que te rías
y que digas que es un juego no más.
O me mates este mediodía, nena.

Entrando al cuarto, volando bajo
la alondra ya está cerca de tu cama, nena.
Quiero quedarme, no digas nada
espera que las sombras se hayan ido nena.

No veas mi capa azul
mi pelo hasta los hombros.
La luz fatal
La espada vengadora.
¿No ves que blanco soy, no ves?
¿No ves que blanco soy, no ves?

Quiero quemar de a poco
las velas de los barcos anclados
en mares helados, nena.

Este invierno fue malo
y creo que olvidé mi sombra en un subterráneo.
Y tus piernas cada vez más largas
saben que no puedo volver atrás
La ciudad se nos mea de risa, nena.

Serú Girán - Cinema verite






Seru Giran


Letra de la canción
Cinema verité
Intérprete: Seru Giran


Anteojos negros de carey
aurículares en la sien
no me escucha, no me ve
y yo puedo observar tranquilo
la playa como un ajedrez
el tipo del Mercedes Benz
que está tirado ahí nomás
tiene una sola cosa en mente
solo una chica tonta más bajo el sol
como una propaganda de bronceador.
El sabe como impresionar, caminando como Tarzán
el es Eva y ella Adán
y yo estoy en cualquier planeta,
presiento que algo va a pasar
las plumas del pavo real
oscurecen hasta el sol
y él se siente rey de la selva.
Ellos están con la máquina de mirar
justo en el paraíso para filmar.
Yo puedo compaginar
la inocencia con la piel
yo puedo compaginar
Yo nací para mirar
lo que pocos quieren ver
yo nací para mirar.
Ahora él le ofrece una manzana
ahora le insiste de probar
ahora estimula sus membranas por la hot line
en escenarios solitarios
la gente se habla un poco más
y hasta dos pobres millonarios se pueden encontrar.
Cayeron los auriculares
y los anteojos de carey
la luna baja los telones
es de noche otra vez.

Serú Girán - Viernes 3am





Seru Giran

Letra de la canción
Viernes 3 AM
Intérprete: Seru Giran



La fiebre de un sábado azul
y un domingo sin tristezas.
Esquivas a tu corazón
y destrozas tu cabeza,
y en tu voz, sólo un pálido adios
y el reloj en tu puño marcó las tres.
El sueño de un sol y de un mar
y una vida peligrosa
cambiando lo amargo por miel
y la gris ciudad por rosas
te hace bien, tanto como hace mal
te hace odiar, tanto como querer y más.
Cambiaste de tiempo y de amor
y de música y de ideas
Cambiaste de sexo y de Dios
de color y de fronteras
pero en sí, nada más cambiarás
y un sensual abandono vendrá y el fin.
Y llevas el caño a tu sien
apretando bien las muelas
y cierras los ojos y ves
todo el mar en primavera
bang, bang, bang
hojas muertas que caen,
siempre igual,
los que no pueden más
se van.

Serú Girán - Noche de perros






Seru Giran

Letra de la canción
Noche de perros
Intérprete: Seru Giran



Y esta oscuridad
esta noche de perros.
Y esta soledad
de pronto te va a matar.
Te has perdido entre las calles
que solías andar
Estas herido como un pájaro en el mar.
Y no es el que estés muy muy lejos de tus casas
justo en el lugar que nació tu corazón
ya te veo entre los autos pidiendo perdón.
Mimirada tiene todo tu dolr, hombre.
Y tu cielo cae.
A veces pienso en el
Es muy tarde ya
y estoy harto de llorar.
No estás solo si es que sabes
que muy solo estás.
No estás ciego si no vas donde no hay nada.

Serú Girán - Perro andaluz





Letra de la canción
Perro andaluz
Intérprete: Seru Giran



Hablamos al pasar
acerca de alguien que conozco bien.
Me dejo atravesar
soy como un túnel donde corre el tren,
te hacés mi amiga
si estás conmigo.
Pero cuando estás con otro me deshacés.
Te encanta caretear
ser aceptada donde te odian más.
Velocidad mental,
estratagemas y saber actuar
Quien más, quien menos
conoce en juego
Si así es como nos tratamos, esto va mal
muy mal!
Soy un tonto en seguirte
como un perro andalúz
pero mi amor se acabará
alguno de éstos días
alguna de éstas noches.

sábado, 24 de abril de 2010

JUAN CARLOS BAGLIETTO -SILVINA GARRE -El tempano



El témpano
Intérpretes: Juan Carlos Baglietto y Silvina Garré



A veces cuando pienso que todo esta perdido,
voy hacia algunas formas de la muerte.
Me pego un tiro con una palabra
que alguna vez me fue tan transparente.

En la ternura del agua que corre,
me recuerdan la llegada de unos trenes.
Sales de los mares, curvas de los puertos
con mujeres descalzas en el verde.

Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir.
No te pares, no te mates,
solo es una forma mas de demorarte.

En las tardes tranquilas cuando extraño todo,
pienso que todo no es lo que perdí.
Una rosa de feria, y aun a costa de perder
se pierde pero se gana.

La lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganarla.
No te pares, no te mates,
solo es una forma de mas de demorarse.

Recuerdo la quietud de la tierra,
la quietud de estar adentro.
Se cree mas en los milagros
a la hora del entierro.
Este hombre trabajó,
quien escribirá su historia.
La cal reseca, la viuda que sueña,
los amigos que siguen igual,
la gloria en zapatillas,
el florero vacío.
Quien sabe si se puso a pensar
para que vivo.
Vivo para no perder.

Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir.
No te pares, no te mates,
solo es una forma mas de demorarte.

Historia de mate cosido _ Baglietto



HISTORIA DE MATE COSIDO
(Autor : Adrián Abonizio)
Juan Carlos Baglietto (Argentina)


Sentado entre maderas
y flores caen
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Alla lejos cuando salen
de la iglesia los compadres
se sientan a jugar,
al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amanecio lloviendo.

Sentado entre maderas,
y las flores caen,
la llama del tabaco,
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan como he muerto,
deciles: que no sabes.
Mi revolver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros, mi prontuario.
Tenes que estar prevenido,
un dia la lancha, va a llegar,
me quedare tan tranquilo,
me cambiare de camisa
y de puñal,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
se ganara un ascenso
como padre de familia,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
lo contara en la guardia, que no tembló.
Para que el rio se detenga
a la hora senalada, llegará
como una pu–alada
como una mano más.

Historia de mate cosido _ Baglietto




HISTORIA DE MATE COSIDO
(Autor : Adrián Abonizio)
Juan Carlos Baglietto (Argentina)


Sentado entre maderas
y flores caen
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Alla lejos cuando salen
de la iglesia los compadres
se sientan a jugar,
al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amanecio lloviendo.

Sentado entre maderas,
y las flores caen,
la llama del tabaco,
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan como he muerto,
deciles: que no sabes.
Mi revolver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros, mi prontuario.
Tenes que estar prevenido,
un dia la lancha, va a llegar,
me quedare tan tranquilo,
me cambiare de camisa
y de pu–al,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
se ganara un ascenso
como padre de familia,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
lo contara en la guardia, que no tembló.
Para que el rio se detenga
a la hora senalada, llegará
como una pu–alada
como una mano más.

Luis Eduardo - Aute Las Cuatro y diez





Fue en ese cine te acuerdas
en una mañana al este del Eden
Jeams Deam tiraba piedras
a una casa blanca
entonces te bese
Aquella fue la primera vez
tus labios parecian de papel
y a la salida en la puerta
nos pidio un triste inspector nuestros carnés
Luego volví a la academia
para no faltar a clase de francés
tu me esperaste hora y media
en esta misma mesa
yo me retrase

Quieres helado de fresa
o prefieres que te pida ya el café
cuéntame como te encuentras
aunque se que me responderás muy bien

Ten esta foto es muy fea
el más pequeño acababa de nacer
oiga me trae la cuenta
calla que fui yo quien te invito a comer.

No te demores no sea
que no llegues a la hora al almacén
llamame el día que puedas
date prisa que ya son las cuatro y diez.

martes, 20 de abril de 2010

Spinetta - Plegaria para un niño dormido




Plegaria Para Un Niño Dormido
Almendra

Plegaria para un niño dormido
Quizás tenga flores en su ombligo
Y además en sus dedos que se vuelven pan
Barcos de papel sin altamar.
Plegaria para el sueño del niño
Donde el mundo es un chocolatín.
Adonde vas
Mil niños dormidos que no están
Entre bicicletas de cristal.
Se ríe el niño dormido
Quizás se sienta gorrión esta vez
Jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
Que jamás despierto encontrará.
Que nadie, nadie, despierte al niño
Déjenlo que siga soñando felicidad
Destruyendo trapos de lustrar
Alejándose de la maldad.
Se ríe el niño dormido
Quizás se sienta gorrión esta vez
Jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
Que jamás despierto encontrará.
Plegaria para un niño dormido
Quizás tenga flores en su ombligo
Y además en sus dedos que se vuelven pan
Barcos de papel sin altamar.
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Silvina Garre - Canción del Pinar




Canción del pinar
Intérprete: Silvina Garré
Autor: Jorge Fandermole



Quiero dejar todas las palomas
en el cetro de tu alma
y todo el beso en tus pies
que dejes de mirarme burlón,
se que te estoy dando poco,
y mucho te pediré.

Se la nobe sola en mi pradera,
seré tu querido verde,
y seras sombra en mi mitad,
y si ves que mi verde se quema,
llueve tu llorosa pena,
y el verde nuevo se hará.

Y que no te vayas un Febrero,
detrás de aquella bandada,
azabache hacia, el pinar,
Quiero ser también dueña del cielo,
y un pinar, pero es preciso,
y que me enseñen a volar.

Hazte sol cercano en la distancia,
hazte en el recuerdo un leño,
y quemate en mi interior,
no quiero tener más noches frias,
ni poder tan solo en sueños,
despertame junto a vos.

Que tengamos alrededor nuestro,
quien berre nuestros nombres,
y mucha sombra por dar,
cuando llegemos a la tierra,
unete conmigo en savia,
así haremos sombra igual

JUAN CARLOS BAGLIETTO EN QUITO - EL GIGANTE DE OJOS AZULES




El Gigante De Ojos Azules
Juan Carlos Baglietto
Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequeña
que su sueño era una casita
pequeña como para ella
que tuviera en su frente un jardín
un jardín con madreselvas.

Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequeña
que muy pronto ya se ha cansado
de tan desmesurada empresa
que no terminaba en jardines
jardines con madreselvas.

Adios ojos azules, dijo,
Y con gracia muy voltereta
del brazo de un enano rico
entró en la casita pequeña
que en el frente tenía un jardín
un jardín con madreselvas.

El gigante comprende ahora
que amores de tanta grandeza
no caben ni siquiera muertos
en esas casas de muñecas
que en el frente tienen jardines
jardines con madreselvas.

Con la frente marchita




Dedicado a Telma Santos.

Con La Frente Marchita
Sabina Joaquin
Sentados en corro merendábamos besos y porros
Y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa.
Te morías por volver "Con la frente marchita" cantaba Gardel
Y entre citas de Borges, Evita bailaba con Freud.
Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata.
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

Duró la tormenta hasta entrados los años ochenta.
Luego, el sol fue secando la ropa de la vieja Europa.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió.
"Mándame una postal de San Telmo, adiós, ¡cuídate!"-
Y sonó entre tú y yo el silbato del tren...

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
monigotes de miga de pan, caballitos de lata
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías otro amor que el del Río de la Plata.

Aquellas banderas de la patria de la primavera,
a decirme que existe el olvido, esta noche han venido.
Te sentaba tan bien, esa boina calada al estilo del "Che".
Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear,
y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar
y me puse a gritar: "¿Dónde estás?"

Y no volví más a tu puesto del Rastro a comprarte
corazones de miga de pan, sombreritos de lata.
Y ya nadie me escribe diciendo:
"No consigo olvidarte, ojalá que estuvieras conmigo en el Río deLa Plata"

lunes, 19 de abril de 2010

El Aparecido - Víctor Jara

Inti Illimani - El Aparecido




Letra de El Aparecido :
Abre sendas por los cerros,
deja su huella en el viento,
el águila le da el vuelo
y lo cobija el silencio.

Nunca se quejó del frío,
nunca se quejó del sueño,
el pobre siente su paso
y lo sigue como ciego.

Correlé, correlé, correlá
por aquí, por allí, por allá,
correlé, correlé, correlá,
correlé que te van a matar,
correlé, correlé, correlá.

Su cabeza es rematada
por cuervos con garra de oro
como lo ha crucificado
la furia del poderoso.

Hijo de la rebeldía
lo siguen veinte más veinte,
porque regala su vida
ellos le quieren dar muerte.

domingo, 18 de abril de 2010

Feos, Sucios y Malos.





Nino Manfredi interpreta al patriarca de una familia de cuatro generaciones de malvivientes que viven en una villa miseria infernal en las afueras de Roma. La miserable vida cotidiana de los protagonistas es pasada por un baño de humor negro ácido y brutal. En su momento, la película fue un golpe tanto a la idea de derecha de "los pobres son pobres porque quieren" como a las concepciones de izquierda de una pobreza noble, digna, y políticamente consciente.


Año: 1976

Director: Ettore Scola

Guionistas: Ruggero Maccari, Ettore Scola, Sergio Citti

Género: comedia, tragicomedia

Duración: 1 hora 51 minutos
1) *
_________________________









El neorrealismo supuso para el cine italiano, o más bien para la cultura italiana, la catarsis absoluta de dos fenómenos horrendos, el fascismo y la segunda guerra mundial. Directores como Vittorio De Sicca, Roberto Rosellini o el primer Visconti narraron en blanco y negro la gesta de un pueblo sumergido en la miseria y en la amargura, solo hasta mediados y finales de los años 50, cuando la economía italiana logró reactivarse y la mayoría de los italianos pudo montarse en topolinos, que pudo hablarse de heridas que se cerraban. Los cineastas se volvieron entonces más sofisticados, más personales (Antonioni, Fellini, el Visconti de Il Gatopardo), dejando un poco de lado el retrato de la sufrida clase trabajadora, ya en los 70, el gran realizador Ettore Scola retomaria el tema de los pobres de los suburbios, pero haciendo una pelicula que no denunciaba las injusticias sino que implicaba un descreimiento absoluto, una película que desvirtuaba el neorrealismo de décadas anteriores al desmitificar hasta el extremo a una familia pobre, convirtiéndolos en amarguísimas caricaturas de un humor negro digno de la serie South Park (o del viejo Thimble Theater de Segar), una película que era la antípoda del Ladrón de Bicicletas y Umberto D, y que despierta en el espectador no la compasión por los pobres, si no más bien el asco por las miserias humanas más bajas. En la década más descreída del siglo XX, Scola le entregó al mundo una de sus mayores obras maestras, una película divertida, comedia desternillante y al mismo tiempo tragedia nihilista a más no poder. Nos estamos refiriendo a Brutti Sporchi e Cattivi, de 1976.


Giacinto (Nino Manfredi) es la antítesis absoluta de un patriarca, un obrero retirado al que una compañía de seguros le pagó un millón de liras por la perdida de su ojo izquierdo, pero que, en lugar de asegurarse con ello una vejez digna, vive junto a más de 25 de sus descendientes en una miserable y diminuta cabaña de un barrio aun más miserable. Solo después de un rato, cuando hallamos visto cómo viven, o malviven, Giacinto y su familia, en un estado de degradación que hubiera sido difícil de concebir en el medioevo, un plano se abrirá lo suficiente como para que veamos que la barriada miserable queda en la periferia de Roma, y que, aunque no lo parezca, la acción se situa a comienzos de los 70’s y no en la posguerra. Los hijos de Giacinto se distribuyen entre ladrones, modelos pornográficas, travestis o músicos frustrados, tan o más miserables que su padre, la única que no parece un monstruo es su nieta Maria Libera, que se encarga de guardar a los niños más pequeños en una especie de jaula corral antes de irse ella al colegio, mientras que la abuela, la madre de Giacinto, aprende inglés en un curso por TV. La estabilidad de la familia se tambalea cuando Giacinto trae a una prostituta a vivir con ellos y la hace su querida, guiada por los celos, y la codicia, su esposa no perdonará el desplante y urdirá un plan para asesinarlo, en lo cual todos sus hijos colaborarán, pero acaso en esta historia, divertida y deprimente como pocas, nada tan categórico como un homicidio puede ocurrir, en cambio, Maria Libera, la única esperanza de algo decente dentro de esta monstruosa familia, podría tal vez sucumbir a lo que la rodea. En Brutti Sporchi e Cattivi no hay denuncia social, hay si acaso, denuncia de lo bajo que puede caer el ser humano, y un muy negro sentido del humor, que genera culpabilidad en las escenas chistosas, nos reimos sí, pero sabiendo que tal vez no deberíamos hacerlo, al fin y al cabo lo que se nos está contando es horrible.


Prolífico en extremo (una película por año a lo largo de varias décadas), pero además versátil, Scola estrenó al año siguiente otra obra maestra tanto o más trágica que Brutti Sporchi e Cattivi pero que suple el humor negro con cierto romanticismo, la maravillosa Giornata Particolare, con Marcelo Mastroiani y Sofia Loren.
2) **


Fuentes:
1) * http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/2276629/Feos,-Sucios-y- Malos.html

2) ** http://68revoluciones.com/?p=1463

Funes El Memorioso



Jorge Luis Borges
(1899–1986)



Artificios, 1944; Ficciones, 1944)

Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzador. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre. Recuerdo claramente su voz; la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora. Más de tres veces no lo vi; la última, en 1887... Me parece muy feliz el proyecto de que todos aquellos que lo trataron escriban sobre él; mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre, pero no el menos imparcial del volumen que editarán ustedes. Mi deplorable condición de argentino me impedirá incurrir en el ditirambo —género obligatorio en el Uruguay, cuando el tema es un uruguayo. Literato, cajetilla, porteño: Funes no dijo esas injuriosas palabras, pero de un modo suficiente me consta que yo representaba para él esas desventuras. Pedro Leandro Ipuche ha escrito que Funes era un precursor de los superhombres; “Un Zarathustra cimarrón y vernáculo”; no lo discuto, pero no hay que olvidar que era también un compadrito de Fray Bentos, con ciertas incurables limitaciones.
Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo. Lo veo en un atardecer de marzo o febrero del año ochenta y cuatro. Mi padre, ese año, me había llevado a veranear a Fray Bentos. Yo volvía con mi primo Bernardo Haedo de la estancia de San Francisco. Volvíamos cantando, a caballo, y ésa no era la única circunstancia de mi felicidad. Después de un día bochornoso, una enorme tormenta color pizarra había escondido el cielo. La alentaba el viento del Sur, ya se enloquecían los árboles; yo tenía el temor (la esperanza) de que nos sorprendiera en un descampado el agua elemental. Corrimos una especie de carrera con la tormenta. Entramos en un callejón que se ahondaba entre dos veredas altísimas de ladrillo. Había oscurecido de golpe; oí rápidos y casi secretos pasos en lo alto; alcé los ojos y .vi un muchacho que corría por la estrecha y rota vereda como por una estrecha y rota pared. Recuerdo la bombacha, las alpargatas, recuerdo el cigarrillo en el duro rostro, contra el nubarrón ya sin límites. Bernardo le gritó imprevisiblemente: ¿Qué horas son, Ireneo? Sin consultar el cielo, sin detenerse, el otro respondió: Faltan cuatro mínutos para las ocho, joven Bernardo Juan Francisco. La voz era aguda, burlona.
Yo soy tan distraído que el diálogo que acabo de referir no me hubiera llamado la atención si no lo hubiera recalcado mi primo, a quien estimulaban (creo) cierto orgullo local, y el deseo de mostrarse indiferente a la réplica tripartita del otro.
Me dijo que el muchacho del callejón era un tal Ireneo Funes, mentado por algunas rarezas como la de no darse con nadie y la de saber siempre la hora, como un reloj. Agregó que era hijo de una planchadora del pueblo, María Clementina Funes, y que algunos decían que su padre era un médico del saladero, un inglés O'Connor, y otros un domador o rastreador del departamento del Salto. Vivía con su madre, a la vuelta de la quinta de los Laureles.
Los años ochenta y cinco y ochenta y seis veraneamos en la ciudad de Montevideo. El ochenta y siete volví a Fray Bentos. Pregunté, como es natural, por todos los conocidos y, finalmente, por el “cronométrico Funes”. Me contestaron que lo había volteado un redomón en la estancia de San Francisco, y que había quedado tullido, sin esperanza. Recuerdo la impresión de incómoda magia que la noticia me produjo: la única vez que yo lo vi, veníamos a caballo de San Francisco y él andaba en un lugar alto; el hecho, en boca de mi primo Bernardo, tenía mucho de sueño elaborado con elementos anteriores. Me dijeron que no se movía del catre, puestos los ojos en.la higuera del fondo o en una telaraña. En los atardeceres, permitía que lo sacaran a la ventana. Llevaba la soberbia hasta el punto de simular que era benéfico el golpe que lo había fulminado... Dos veces lo vi atrás de la reja, que burdamente recalcaba su condición de eterno prisionero: una, inmóvil, con los ojos cerrados; otra, inmóvil también, absorto en la contemplación de un oloroso gajo de santonina.
No sin alguna vanagloria yo había iniciado en aquel tiempo el estudio metódico del latin. Mi valija incluía el De viris illustribus de Lhomond, el Thesaurus de Quicherat, los comentarios de Julio César y un volumen impar de la Naturalis historia de Plinio, que excedía (y sigue excediendo) mis módicas virtudes de latinista. Todo se propala en un pueblo chico; Ireneo, en su rancho de las orillas, no tardó en enterarse del arribo de esos libros anómalos. Me dirigió una carta florida y ceremoniosa, en la que recordaba nuestro encuentro, desdichadamente fugaz, “del día siete de febrero del año ochenta y cuatro”, ponderaba los gloriosos servicios que don Gregorio Haedo, mi tío, finado ese mismo año, “había prestado a las dos patrias en la valerosa jornada de Ituzaingó”, y me solicitaba el préstamo de cualquiera de los volúmenes, acompañado de un diccionario “para la buena inteligencia del texto original, porque todavía ignoro el latín”. Prometía devolverlos en buen estado, casi inmediatamente. La letra era perfecta, muy perfilada; la ortografía, del tipo que Andrés Bello preconizó: i por y, j por g. Al principio, temí naturalmente una broma. Mis primos me aseguraron que no, que eran cosas de Ireneo. No supe si atribuir a descaro, a ignorancia o a estupidez la idea de que el arduo latín no requería más instrumento que un diccionario; para desengañarlo con plenitud le mandé el Gradus ad Parnassum de Quicherat. y la obra de Plinio:
El catorce de febrero me telegrafiaron de Buenos Aires que volviera inmediatamente, porque mi padre no estaba “nada bien”. Dios me perdone; el prestigio de ser el destinatario de un telegrama urgente, el deseo de comunicar a todo Fray Bentos la contradicción entre la forma negativa de la noticia y el perentorio adverbio, la tentación de dramatizar mi dolor, fingiendo un viril estoicismo, tal vez me distrajeron de toda posibilidad de dolor. Al hacer la valija, noté que me faltaban el Gradus y el primer tomo de la Naturalis historia. El “Saturno” zarpaba al día siguiente, por la mañana; esa noche, después de cenar, me encaminé a casa de Funes. Me asombró que la noche fuera no menos pesada que el día.
En el decente rancho, la madre de Funes me recibió. Me dijo que Ireneo estaba en la pieza del fondo y que no me extrañara encontrarla a oscuras, porque Ireneo sabía pasarse las horas muertas sin encender la vela. Atravesé el patio de baldosa, el corredorcito; llegué al segundo patio. Había una parra; la oscuridad pudo parecerme total. Oí de pronto la alta y burlona voz de Ireneo. Esa voz hablaba en latín; esa voz (que venía de la tiniebla) articulaba con moroso deleite un discurso o plegaria o incantación. Resonaron las sílabas romanas en el patio de tierra; mi temor las creía indescifrables, interminables; después, en el enorme diálogo de esa noche, supe que formaban el primer párrafo del vigésimocuarto capítulo del libro séptimo de la Naturalis historia. La materia de ese capítulo es la memoria; las palabras últimas fueron ut nihil non usdem verbis redderetur auditum.
Sin el menor cambio de voz, Ireneo me dijo que pasara. Estaba en el catre, fumando. Me parece que no le vi la cara hasta el alba; creo rememorar el ascua momentánea del cigarrillo. La pieza olía vagamente a humedad. Me senté; repetí la historia del telegrama y de la enfermedad de mi padre. Arribo, ahora, al más dificil punto de mi relato. Este (bueno es que ya lo sepa el lector) no tiene otro argumento que ese diálogo de hace ya medio siglo. No trataré de reproducir sus palabras, irrecuperables ahora. Prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo. El estilo indirecto es remoto y débil; yo sé que sacrifico la eficacia de mi relato; que mis lectores se imaginen los entrecortados períodos que me abrumaron esa noche.
Ireneo empezó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis historia: Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitrídates Eupator, que administraba la justicia en los 22 idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez. Con evidente buena fe se maravilló de que tales casos maravillaran. Me dijo que antes de esa tarde lluviosa en que lo volteó el azulejo, él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado. (Traté de recordarle su percepción exacta del tiempo, su memoria de nombres propios; no me hizo caso.) Diecinueve años había vivido como quien sueña: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo. Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. Poco después averiguó que estaba tullido. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles.
Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Y también: Mis sueños son como 1a vigilia de ustedes. Y también, hacia el alba: Mi memoría, señor, es como vacíadero de basuras. Una circunferencia en un pizarrón, un triángulo rectángulo, un rombo, son formas que podemos intuir plenamente; lo mismo le pasaba a Ireneo con las aborrascadas crines de un potro, con una punta de ganado en una cuchilla, con el fuego cambiante y con la innumerable ceniza, con las muchas caras de un muerto en un largo velorio. No sé cuántas estrellas veía en el cielo.
Esas cosas me dijo; ni entonces ni después las he puesto en duda. En aquel tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosímil y hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos in—mortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo.
La voz de Funes, desde la oscuridad, seguía hablando..
Me dijo que hacia 1886 había discurrido un sistema original de numeración y que en muy pocos días había rebasado el veinticuatro mil. No lo había escrito, porque lo pensado una sola vez ya no podía borrársele. Su primer estímulo, creo, fue el desagrado de que los treinta y tres orientales requirieran dos signos y tres palabras, en lugar de una sola palabra y un solo signo. Aplicó luego ese disparatado principio a los otros números. En lugar de siete mil trece, decía (por ejemplo) Máximo Pérez; en lugar de siete mil catorce, El Ferrocarril; otros números eran Luis Melián Lafinur, Olimar, azufre, los bastos, la ballena, gas, 1a caldera, Napoleón, Agustín vedia. En lugar de quinientos, decía nueve. Cada palabra tenía un signo particular, una especie marca; las últimas muy complicadas... Yo traté explicarle que esa rapsodia de voces inconexas era precisamente lo contrario sistema numeración. Le dije decir 365 tres centenas, seis decenas, cinco unidades; análisis no existe en los “números” El Negro Timoteo o manta de carne. Funes no me entendió o no quiso entenderme.
Locke, siglo XVII, postuló (y reprobó) idioma imposible en el que cada cosa individual, cada piedra, cada pájaro y cada rama tuviera nombre propio; Funes proyectó alguna vez un idioma análogo, pero lo desechó por parecerle demasiado general, demasiado ambiguo. En efecto, Funes no sólo recordaba cada hoja de cada árbol de cada monte, sino cada una de las veces que la había percibido o imaginado. Resolvió reducir cada una de sus jornadas pretéritas a unos setenta mil recuerdos, que definiría luego por cifras. Lo disuadieron dos consideraciones: la conciencia de que la tarea era interminable, la conciencia de que era inútil. Pensó que en la hora de la muerte no habría acabado aún de clasificar todos los recuerdos de la niñez.
Los dos proyectos que he indicado (un vocabulario infinito para serie natural de los números, un inútil catálogo mental de todas las imágenes del recuerdo) son insensatos, pero revelan cierta balbuciente grandeza. Nos dejan vislumbrar o inferir el vertiginoso mundo de Funes. Éste, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez. Refiere Swift que el emperador de Lilliput discernía el movimiento del minutero; Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso. Babilonia, Londres y Nueva York han abrumado con feroz esplendor la imaginación de los hombres; nadie, en sus torres populosas o en sus avenidas urgentes, ha sentido el calor y la presión de una realidad tan infatigable como la que día y noche convergía sobre el infeliz Ireneo, en su pobre arrabal sudamericano. Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucios y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) Hacia el Este, en un trecho no amanzanado, había casas nuevas, desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente.
Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.
La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra.
Entonces vi la cara de la voz que toda la noche había hablado. Ireneo tenía diecinueve años; había nacido en 1868; me pareció monumental como el bronce, más antiguo que Egipto, anterior a las profecías y a las pirámides. Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles.
Ireneo Funes murió en 1889, de una congestión pulmonar.

Fuente: http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/1504909/Funes-El-Memorioso,-J_-L_-Borges.html

domingo, 11 de abril de 2010

Touch me (Tókame ) / Autor: The Doors

Touch MeCome on, come on, come on, now touch
me baby
can't you see that I'm not afraid?
what was that promise that she maid?
why won't you tell me what she said?
what was that promise that she maid?

Now I'm gonna love you
till the heavens stop the rain
I'm gonna love you
till the stars fall from the sky for you and I

Come on, come on, come on, now touch
me baby
can't you see that I'm not afraid?
what was that promise that she maid?
why won't you tell me what she said?
what was that promise that she maid?

I'm gonna love you
till the heaven stop the rain
I'm gonna love you
till the stars fall from the sky for you and I
_________________

Letra traducida al kasteyano:

Tocame, vamos, vamos, vamos, ahora tócame nena
no puedes ver que no tengo miedo?
cual fue la promesa que ella te hizo?
por que no puedes decirme lo que ella te dijo?
cual fue la promesa que ella te hizo?


Ahora quiero amarte
hasta que desaparezca el arco iris
quiero amarte
hasta que las estrellas caigan del cielo para ti y para mi

Vamos, vamos, vamos, ahora tócame nena
no puedes ver que no tengo miedo?
cual fue la promesa que ella te hizo?
por que no puedes decirme lo que ella te dijo?
cual fue la promesa que ella te hizo?

Quiero amarte
hasta que desaparezca el arco iris
quiero amarte
hasta que las estrellas caigan del cielo para ti y para mi

Te amaré. / Autor: Silvio Rodriguez

Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final
Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar.

Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz
Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar

Te amaré, te amaré si estoy muerto
Te amaré al día siguiente además
Te amaré, Te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás.

Te amaré, Te amaré junto al viento
Te amaré como único ser
Te amaré hasta el fin de los tiempos
Te amaré y después te amaré.

Sin tu latido. / Autor: Luis Eduardo Aute.

Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.

Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.

Aunque todo ya es nada,
no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro.
Por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.
Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.

Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.

Aunque todo ya es nada,
no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro.
Por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.

Sin tu latido. Autor: Luis Eduardo Aute

Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.

Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.

Aunque todo ya es nada,
no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro.
Por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.

La Poderosa Muerte

Los Jaivas


Qué era el hombre?
¿En qué parte de su conversación abierta
entre los almacenes y los silbidos,
en cual de sus movimientos metálicos
vivía lo indestructible,
lo imperecedero,
la vida?


Todos desfallecieron
esperando su muerte,
su corta muerte diaria,
y su quebranto aciago de cada día
era como una copa negra que bebían temblando


Entonces en la escala de la piedra he subido
Entre la atroz maraña de las selvas perdidas
hasta ti, Macchu-Picchu
alta cuidad de piedras escalares
Por fin morada del que lo terrestre
no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos lineas paralelas
la cuna del relámpago y el hombre
se mecían en el viento de espinas.
Madre de piedra, espuma de los cóndores
alto arrecife de la aurora humana.


Cuando la mano color de arcilla
se convirtió en arcilla
y cuando los pequeños párpados
se cerraron
llenos de ásperos muros,
poblados de castillos
y cuando todo el hombre
se enredó en su agujero
quedó la exactitud enarbolada:
El alto sitio de la aurora humana:
La más alta vasija que contuvo el silencio
una vida de piedra después de tantas vidas.

ROMANCE DE LA LUNA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.


Federico García Lorca, 1928

martes, 6 de abril de 2010

Pablo Neruda: Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.

jueves, 1 de abril de 2010

Azafatas de Air Comet Desnudas

Los trabajadores de Air Comet se desnudan para no caer en el olvido
Las azafatas se desnudan en un calendario que ha realizado el fotógrafo Augusto Robert, junto a otros trabajadores de Air Comet, para que su situación no quede en el olvido. En este calendario, además de las azafatas, 10 tripulantes de cabina. "Lo hemos hecho para reivindicar nuestros derechos y el dinero que nos debe Gerardo Díaz Ferrán, su socio Gerardo Pascual y el consejero delegado de la compañía, Ignacio Pascual", explica Adriana, una de las azafatas que aparecen en el calendario.






















Fuente: http://www.noticiasgrancanaria.com/2010/03/azafatas-de-air-comet-desnudas.html