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domingo, 18 de abril de 2010

Feos, Sucios y Malos.





Nino Manfredi interpreta al patriarca de una familia de cuatro generaciones de malvivientes que viven en una villa miseria infernal en las afueras de Roma. La miserable vida cotidiana de los protagonistas es pasada por un baño de humor negro ácido y brutal. En su momento, la película fue un golpe tanto a la idea de derecha de "los pobres son pobres porque quieren" como a las concepciones de izquierda de una pobreza noble, digna, y políticamente consciente.


Año: 1976

Director: Ettore Scola

Guionistas: Ruggero Maccari, Ettore Scola, Sergio Citti

Género: comedia, tragicomedia

Duración: 1 hora 51 minutos
1) *
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El neorrealismo supuso para el cine italiano, o más bien para la cultura italiana, la catarsis absoluta de dos fenómenos horrendos, el fascismo y la segunda guerra mundial. Directores como Vittorio De Sicca, Roberto Rosellini o el primer Visconti narraron en blanco y negro la gesta de un pueblo sumergido en la miseria y en la amargura, solo hasta mediados y finales de los años 50, cuando la economía italiana logró reactivarse y la mayoría de los italianos pudo montarse en topolinos, que pudo hablarse de heridas que se cerraban. Los cineastas se volvieron entonces más sofisticados, más personales (Antonioni, Fellini, el Visconti de Il Gatopardo), dejando un poco de lado el retrato de la sufrida clase trabajadora, ya en los 70, el gran realizador Ettore Scola retomaria el tema de los pobres de los suburbios, pero haciendo una pelicula que no denunciaba las injusticias sino que implicaba un descreimiento absoluto, una película que desvirtuaba el neorrealismo de décadas anteriores al desmitificar hasta el extremo a una familia pobre, convirtiéndolos en amarguísimas caricaturas de un humor negro digno de la serie South Park (o del viejo Thimble Theater de Segar), una película que era la antípoda del Ladrón de Bicicletas y Umberto D, y que despierta en el espectador no la compasión por los pobres, si no más bien el asco por las miserias humanas más bajas. En la década más descreída del siglo XX, Scola le entregó al mundo una de sus mayores obras maestras, una película divertida, comedia desternillante y al mismo tiempo tragedia nihilista a más no poder. Nos estamos refiriendo a Brutti Sporchi e Cattivi, de 1976.


Giacinto (Nino Manfredi) es la antítesis absoluta de un patriarca, un obrero retirado al que una compañía de seguros le pagó un millón de liras por la perdida de su ojo izquierdo, pero que, en lugar de asegurarse con ello una vejez digna, vive junto a más de 25 de sus descendientes en una miserable y diminuta cabaña de un barrio aun más miserable. Solo después de un rato, cuando hallamos visto cómo viven, o malviven, Giacinto y su familia, en un estado de degradación que hubiera sido difícil de concebir en el medioevo, un plano se abrirá lo suficiente como para que veamos que la barriada miserable queda en la periferia de Roma, y que, aunque no lo parezca, la acción se situa a comienzos de los 70’s y no en la posguerra. Los hijos de Giacinto se distribuyen entre ladrones, modelos pornográficas, travestis o músicos frustrados, tan o más miserables que su padre, la única que no parece un monstruo es su nieta Maria Libera, que se encarga de guardar a los niños más pequeños en una especie de jaula corral antes de irse ella al colegio, mientras que la abuela, la madre de Giacinto, aprende inglés en un curso por TV. La estabilidad de la familia se tambalea cuando Giacinto trae a una prostituta a vivir con ellos y la hace su querida, guiada por los celos, y la codicia, su esposa no perdonará el desplante y urdirá un plan para asesinarlo, en lo cual todos sus hijos colaborarán, pero acaso en esta historia, divertida y deprimente como pocas, nada tan categórico como un homicidio puede ocurrir, en cambio, Maria Libera, la única esperanza de algo decente dentro de esta monstruosa familia, podría tal vez sucumbir a lo que la rodea. En Brutti Sporchi e Cattivi no hay denuncia social, hay si acaso, denuncia de lo bajo que puede caer el ser humano, y un muy negro sentido del humor, que genera culpabilidad en las escenas chistosas, nos reimos sí, pero sabiendo que tal vez no deberíamos hacerlo, al fin y al cabo lo que se nos está contando es horrible.


Prolífico en extremo (una película por año a lo largo de varias décadas), pero además versátil, Scola estrenó al año siguiente otra obra maestra tanto o más trágica que Brutti Sporchi e Cattivi pero que suple el humor negro con cierto romanticismo, la maravillosa Giornata Particolare, con Marcelo Mastroiani y Sofia Loren.
2) **


Fuentes:
1) * http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/2276629/Feos,-Sucios-y- Malos.html

2) ** http://68revoluciones.com/?p=1463

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